Page 396 - El nuevo zar
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con tanta frecuencia que se volvió un eslogan de su presidencia. Era una
observación banal, pero, tras la permanencia en el cargo de Putin, era
suficiente para inspirar esperanza.
Cuando estalló el escándalo público respecto de la relación de Putin con
Kabáieva, la Duma enseguida desempolvó la legislación que endurecía las
leyes de difamación del país y equiparaba la «diseminación deliberada de
información falsa para dañar el honor y la dignidad de un individuo» con los
crímenes de promover el terrorismo o el conflicto étnico. La legislación no
solo preveía penas civiles para resguardar a las víctimas de difamación, sino
que además permitía que el Gobierno clausurara las organizaciones de
noticias infractoras. Una semana después de que Putin denunciara el artículo
sobre la situación de su matrimonio, el proyecto de ley pasó su primera
lectura con trescientos noventa y nueve votos: solo un diputado se atrevió a
votar en contra. Sin embargo, para cuando la legislación fue sancionada en su
forma final, Medvédev ya había sido electo presidente. En una de las primeras
señales de que quizás intentara mostrar cierto grado de independencia y trazar
un nuevo curso, la vetó.