Page 131 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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Lleva un año y medio con problemas de vista. Todo comenzó un día en
clase, al darse cuenta de que veía borrosa la pizarra. Avisó a la profesora y
por la tarde acudió a urgencias con su madre. Fue diagnosticado de
espasmo acomodativo. Le pautaron unas gotas y la mandaron a casa.
Estuvo un par de días algo mejor, pero un día, en medio de una clase, se
dio cuenta de que no veía nada. Acudieron a otro especialista para solicitar
una segunda opinión. Fue valorado, se le realizaron varias pruebas, pero
persistía el empeoramiento. Cambiaba su grado de miopía en cada prueba y
no tenían clara la causa.
Tras acudir a varios especialistas más —entre ellos varios neurólogos—, le
fue realizado un escáner y una resonancia, pero los resultados fueron
completamente normales, debido a lo cual fue derivado a psiquiatría.
Cuando veo a Tomás en consulta, me sorprende lo tranquilo que se
encuentra a pesar de que «no ve». La belle indifférence, que llamamos los
psiquiatras. Él dice haberse acostumbrado a no very que no le preocupa.
Realizamos entrevistas a los padres y descubrimos en la personalidad de
Tomás unos rasgos perfeccionistas y rígidos muy marcados. Se exige
mucho, no se permite un error, adelanta lo que le van a explicar en el
colegio para ir más avanzado y busca saber siempre más, «ver» más allá de
lo que le corresponde para su edad y madurez. Su cuerpo le frena en seco:
deja de ver. Estuvo en terapia varios meses, y trabajamos su manera de
percibirse y de gestionar sus emociones. Poco a poco recuperó la vista y no
ha vuelto a tener problemas al respecto.
Conocemos muchos casos de personas que dejan de hablar, de ver o incluso de
caminar por causas emocionales. El cuerpo es sabio. Recuerdo en una de mis primeras
guardias una mujer de treinta y ocho años que había dejado de caminar de golpe en el
trabajo. Los traumatólogos y neurólogos descartaron patología orgánica. Fue derivada a
psiquiatría y, tras varias sesiones y terapias, recuperó la movilidad de sus extremidades
inferiores. Fue uno de los detonantes en mi ansia por profundizar en la relación mete-
cuerpo.
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