Page 129 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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PRINCIPALES SÍNTOMAS PSICOSOMÁTICOS SI BLOQUEAMOS LAS
EMOCIONES
Cuando las emociones se transforman en enfermedades físicas estamos ante lo que se
denomina enfermedad psicosomática —sique ‘mente’, soma ‘cuerpo’—. Una
enfermedad psicosomática es una afección que se origina en la mente pero desarrolla sus
efectos en el cuerpo.
Cuando una persona pasa por una situación de vergüenza o de bochorno, se enrojecen
sus mejillas. Es un acto involuntario y no se puede alterar de forma consciente. En una
discusión entre dos personas puede subir la presión arterial. Antes de una conferencia, un
examen o una exposición, uno puede sentir taquicardia e hiperhidrosis —sudoración
excesiva—.
La gente que sufre de estrés crónico, ansiedad o depresión en un porcentaje alto
padece síntomas físicos como pueden ser migrañas, dolores de espalda, contracturas,
alteraciones gastrointestinales u otras manifestaciones como vértigo, mareos y
hormigueos. El problema surge cuando la enfermedad que se instala en el cuerpo es de
mayor gravedad, desde gastritis con úlceras asociadas que requieren intervenciones
quirúrgicas, hasta enfermedades neurológicas u oncológicas incapacitantes.
Los principales trastornos psicosomáticos están:
— Relacionados con el sistema nervioso: migrañas, dolores de cabeza, vértigos,
náuseas, hormigueos (parestesias) y parálisis muscular.
— Relacionados con los sentidos: visión doble, ceguera transitoria y afonía.
— Relacionados con el sistema cardiovascular: taquicardias y palpitaciones.
— Relacionados con el sistema respiratorio: opresión en el pecho y sensación de
falta de aire.
— Relacionados con el sistema gastrointestinal: diarrea, estreñimiento, reflujo,
acidez, globo faríngeo y dificultad para tragar.
No olvidemos algo esencial: mucho antes de enfermar, el cuerpo nos ha ido mandando
señales de alerta en forma de molestias, debilidad o dolencias. La enfermedad en estos
casos es un mensaje que envía el cuerpo, que no cesa de comunicarse con nosotros,
ansiando lograr el equilibrio y la paz.
Al vivir en la era de la velocidad y de las prisas, donde todo se desarrolla a un ritmo
tan intenso, no conectamos con nuestro interior y no sabemos o no podemos dar voz a
esos síntomas que nos están alertando de que algo no funciona.
Esos indicadores son fundamentales para evitar la ulterior enfermedad o al menos para
frenar el empeoramiento de los síntomas. El cuerpo posee una doble función: por un
lado, escucha todo lo que dice nuestra mente y, por otra parte, nos habla a través de
dolores, malestares, inquietud psicológica o trastornos.
Suelo decir que la ansiedad es la fiebre de la mente y del alma, y nos avisa de que el
entorno es hostil o de que estamos sometiendo al organismo a un exceso de actividades,
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