Page 162 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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MANEJAR A LAS PERSONAS TÓXICAS
Aprende a gestionar tus personas tóxicas. Rodéate de «personas vitamina».
Casi todos contamos con alguien cuya mera presencia o compañía —incluso el simple
acto de tenerlo en mente— nos altera el estado de ánimo.
Probablemente ya sepamos, casi sin esforzarnos, quién es esa persona. Normalmente
la razón última de esa negatividad se deba a que en algún momento de tu vida, esa
persona tuvo una influencia perversa o impactó muy negativamente en tu vida.
—Me siento mal cuando estoy con él. Me incomoda y sacó una parte de mí que no
me gusta. Cualquiera que sea el tema de conversación, sus comentarios, aunque sutiles,
siempre destilan algo de desprecio. Ya no sé si es cosa mía o si veo fantasmas donde no
los hay. No sé si son celos, envidia… Pero me siento vulnerable a su lado y solo cuando
se marcha me relajo y respiro aliviado. Pese a ello no soy capaz de separarme de él,
aunque creo que debería marcar cierta distancia. Esta situación me está cambiando el
carácter y me crea angustia y cierta tristeza.
Esa persona puede ser tu pareja, tu madre, un jefe, un compañero de trabajo, un
cuñado, un vecino, un amigo… En esa persona su comportamiento, presencia o forma
de relacionarse nos altera e invariablemente nos quita la paz.
Son las tóxicas. Las hay de todos los tipos: inestables, celosos, paranoicos, inmaduros
o neuróticos. En todo caso tienen la capacidad de desestabilizarnos, a veces en segundos,
opinando, malmetiendo y evaluando constantemente nuestras vidas, decisiones o
comentarios. Se vuelven espectadores con derecho a opinar sobre todo lo que decimos o
hacemos y, por lo tanto, resulta muy difícil crear vínculos sanos con ellos. En ocasiones
somos culpables al haber permitido que personas que sabíamos eran así accedan a
nuestro círculo más íntimo.
La persona tóxica se convierte en espectador de tu vida con derecho a
opinar.
Son expertos manipuladores y saben detectar con precisión los puntos débiles de sus
víctimas. El tóxico, por definición, asfixia constantemente a quienes le sufren. En
ocasiones puede ser de forma voluntaria, otras en cambio no es consciente del daño
terrible que causa a su entorno. No confundamos a una persona que sencillamente está
pasando un mal momento con irascibilidad o cinismo puntuales con otra que de forma
constante y regular despliega toda su toxicidad con quienes le padecen.
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