Page 78 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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Si no perdonamos, si no somos capaces de purificarnos podemos quedarnos anclados
en el rencor, el odio y en la revancha. En la revancha decido que quiero devolver la
ofensa al otro, quiero que sufra y que le sucedan cosas negativas. En el rencor, me
mantengo herido, apuñalado y no soy capaz de olvidar y superarlo. Si esto nos sucede,
seremos incapaces de recuperar la paz y el equilibrio.
¿Cómo perdonar?
— Aceptar lo que ha pasado. No negar la realidad.
— Intentar comprender lo que ha sucedido con perspectiva. A veces somos
protagonistas de algo ajeno donde no hemos podido intervenir de ninguna
manera. La vida conlleva injusticias y complicaciones que no podemos controlar.
— Intentar alejar la imagen del escenario mental usando, por ejemplo, técnicas
como el EMDR. El EMDR, desensibilización y reprocesamiento por los
movimientos oculares (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing), fue
descubierto por Francine Shapiro en 1987. Es un abordaje psicoterapeútico y una
técnica empleada para trabajar el trastorno de estrés postraumatico. Integra
elementos de diferentes enfoques psicológicos. Usa la estimulación bilateral,
mediante movimientos oculares, sonidos o tapping (golpecitos) por los que se
estimula un hemisferio cerebral cada vez. El EMDR presenta múltiples estudios
de validación científica. Es útil para pacientes con traumas severos (muertes,
atentados, abusos psicológicos o físicos) u otros eventos difíciles que han
bloqueado al paciente por alguna u otra razón. Lo empleé en Camboya con
resultados muy satisfactorios.
— Trabajar el nivel de autoestima. La capacidad de perdonar, de sobreponerse a la
rabia, a la sed de venganza o a la autocompasión es propia de las personas que
poseen fortaleza interior. Si ante un acto grave quien lo sufre es capaz de
sobreponerse y perdonar, está haciendo una exhibición de seguridad en sí mismo
propia de alguien con autoestima sana.
— Ser optimista. A veces requiere tiempo, pero el simple hecho de saber que se
puede crecer ante el dolor, la esperanza de superarlo, puede resultar un bálsamo
para aliviar las heridas.
— Evitar anularnos con sentimientos de culpa. ¡Cuidado con convertirnos en
víctimas! Hay personas que ante una fatalidad se encierran en sí mismas y evitan
progresar. Acudir a hechos pasados para autojustificarnos una y otra vez nos
acaba enquistando, deteniendo nuestra trayectoria vital.
— Mirar hacia adelante.
— A perdonar se aprende cuando a uno le han tenido que perdonar. Es un ejercicio
sano rebuscar en nuestro pasado reciente, en nuestra propia vida, el perdón de
otros.
— Ver a la otra persona como digna de compasión. Decía Juan Pablo II: «No hay
justicia sin perdón, no hay perdón sin misericordia». Hay que tratar de sustituir lo
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