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Más allá del aula III: Reflexiones y experiencias docentes
unidad, que convocaban a las polis griegas para conformarse en
ligas de defensa de intereses comunes que iban desde lo militar
hasta lo comercial y cultural, como lo notó Miranda (1982). La
comparación con el Corinto helénico, en el caso de Bolívar, es de
notar. Por ello, personajes de la talla de Leopoldo Zea, no perdían
oportunidad para hacer llamamientos a la integración real y
efectiva de Latinoamérica que garantizara una forma de desarrollo
autónomo al romper con la influencia de Estados Unidos que
históricamente había sido nociva, para no quedarse en la utopía sin
avanzar a la concreción.
Más no toda integración política es garantía de autonomía,
paridad o democracia. A la sazón, la creación de la OEA en 1948,
no ha garantizado la unidad continental cual ente unificador. Los
objetivos en teoría riñen con la práctica. Las orientaciones salían
unilateralmente de Estados Unidos en sus primeras décadas. La
expulsión de Cuba en 1962 lo comprueba.
La OEA nunca se pronunció ni se ha pronunciado frente a los
casos de las dictaduras militares que azotaron al continente o a los
golpes de Estado, como el cometido contra el gobierno elegido
democráticamente de Salvador Allende; contra el de Arbenz en
Guatemala; el de Bosch en Santo Domingo; contra el acoso a la
Panamá de Torrijos; o en rechazo al Plan Cóndor; o del
funcionamiento de la infame Escuela de las Américas; o contra el
sometimiento casi vitalicio de Haití; mucho menos frente a las
invasiones de los militares estadounidenses a Grenada, República
Dominicana; la conspiración en Surinam y en Guyana, entre otros
documentados hechos.
La actitud de la OEA dejó mucho que desear en el caso de
Venezuela en 2002 o los sucesos más recientes de 2014; de las
elecciones presidenciales en México o el eufemismo en el caso
hondureño, donde a regañadientes sancionó en contra el gobierno
de facto luego del golpe contra Zelaya en Honduras, país que había
ingresado al convenio ALBA. Por el contrario, se muestra hostil e
inconsecuente en los casos Bolivia, Brasil y el de Ecuador.
Así las cosas, para algunos sectores la OEA ha sido un
instrumento más del intervencionismo extranjero, la falta de
posición frente al litigio por las Malvinas entre Argentina y el
Reino Unido es polémica. En definitiva, la OEA parece no
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