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Más allá del aula III: Reflexiones y experiencias docentes

            espacio  en  el  que  de  manera  voluntaria  los  estudiantes  se
            entregaban  a  la  magia  de  recrear a través  de  las  letras  su  propia
            realidad,  así  como  la  pasión,  la  genialidad,  e  incluso  los
            inconvenientes de vivir en una sociedad excluyente y en ocasiones
            no  poco  agresiva  con  el  pensamiento  divergente.  Por  mi  parte,
            planteé  con  respecto  al  pensamiento  latinoamericano  que  su
            estudio permite encontrar las raíces históricas profundas de nuestra
            sociedad, pero también concebirla como una construcción realizada
            por  seres  humanos,  que  ha  sido  cambiante  a través  del  tiempo  y
            que  puede  ser  objeto  de  reflexión  y  crítica  en  la  actualidad
            (Barrios, 2014). No obstante, no se ha escrito mucho acerca de la
            dimensión cognitivo-psicológica de los estudiantes, por lo que este
            texto pretende abordar este punto con un mínimo de detalle.
               En primer lugar, resulta necesario plantear que desde el Círculo
            no  concebimos  al  estudiante  como  un  recipiente  en  el  que  se
            deposita  el  conocimiento,  típico  de  la  concepción  de  “educación
            bancaria”  planteado  por  Freire  (1969).  Preferimos  pensar  que  el
            estudiante es un sujeto que, a la manera de Kant, puede valerse de
            su propio  entendimiento. Pero tampoco consideramos que sea un
            sujeto  con  una  esencia  inmutable  y  eterna,  sino  que  más  bien  el
            estudiante construye su ser a través de las opciones que tiene en el
            mundo para transformar su propia realidad. Así, se podría plantear
            que  el  estudiante  se  constituye  en  aquello  que  decide  y  tiene  la
            oportunidad de ser. Por tanto, el estudiante es un sujeto que existe
            y  que,  en  consecuencia,  es  un  sujeto  activo  en  su  propia
            constitución.
               Esta concepción de sujeto activo puede estar relacionada con la
            concepción  de  sujeto  desde  Vygotsky,  la  cual  plantea  que  el  ser
            humano se constituye a partir de su relación con los contenidos de
            la cultura en la que crece, a través de las herramientas materiales y
            simbólicas  (Wertsch,  1985).  Más  recientemente,  Lerman  (2002)
            retomó  la  concepción  de  Vygotsky  sobre  el  sujeto,  haciendo
            énfasis  en  el  lenguaje  como  una  de  las  herramientas  simbólicas
            más poderosas de que dispone la cultura, y toma contacto con  el
            sujeto  a  través  de  las  prácticas  sociales  expresándose  una
            existencia de manera discursiva. En otras palabras, Lerman (2002)
            apunta  hacia  los  humanos  como  seres  discursivos  en  tanto  nos
            constituimos  discursivamente  a  través  de  las  prácticas  sociales.



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