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Más allá del aula III: Experiencias y reflexiones docentes

          Junto con este autor, considero como práctica social aquella acción
          de  involucramiento  la  interacción  con  otras  personas,  diseñada
          simbólicamente dentro del grupo humano done se presenta y en la
          cual  participamos  a  través  de  discursos,  en  tanto  expresiones
          culturales  simbólicas  por  excelencia.  Por  ello,  Lerman  (2002)
          establece  que  los  seres  humanos  nos  constituimos  a  través  de
          nuestras  prácticas  sociales,  siendo  necesariamente  prácticas
          discursivas.
            El concepto de prácticas discursivas resulta fundamental para el
          Círculo, dado que nos permite como docentes tomar conciencia de
          que  las  prácticas  educativas,  que  por  supuesto  son  prácticas
          discursivas, cumplen con la función de permitir la constitución de
          cierta forma de sujetos. Así, cuando se utilizan prácticas educativas
          basadas en la memorización de conocimientos se está promoviendo
          la  construcción  de  sujetos  con  una  gran  capacidad  de
          almacenamiento  de  información,  pero  no  necesariamente  se  está
          incitando a los estudiantes a tomar una posición sobre aquello que
          memorizan. Cuando la organización general de la clase consiste en
          una  explicación  magistral  del  docente  y  la  solución  de  guías  o
          ejercicios,  se  está  promoviendo  en  el  estudiante  la  actitud  de
          selección de la información importante para una tarea y de su uso
          para responderla, pero no necesariamente se invita al estudiante a
          utilizar esa información por fuera de esta tarea puntual. Y cuando
          en  la  clase  se  anima  y  premia  (con  calificaciones)  la  respuesta
          “correcta” y se desaniman o castigan las respuestas incorrectas, se
          está llevando al estudiante a ser un ciudadano que considera que el
          mundo está constituido por respuestas correctas únicas a buscar y
          por respuestas incorrectas múltiples a desechar y condenar.
            Por supuesto, la cuestión no consiste en plantear que exista una
          forma de sujeto que es adecuada para nuestra sociedad y de otras
          que no lo son, y tal vez ni siquiera se restrinja a la idea de que esta
          forma  de  sujeto  dependa  de  las  expectativas  que  puedan
          presentarse desde los diferentes lugares de enunciación que caben
          en  ella  (escuela,  familia,  sistema  económico  global,  mercado
          laboral, religión, etc.). La propuesta que se puede formular aquí es
          que, de la mano con Sartre (1945), podría pensarse que el hombre
          está  condenado  a  ser  libre,  a  constituirse  a  partir  de  sus  propias
          acciones,  pero  también  a  ser  responsable  por  todo  aquello  que



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