Page 207 - El Hobbit
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« Me siento magnífico» , pensó, « pero supongo que he de parecer bastante
ridículo. ¡Cómo se reirían allá en casa, en la Colina! ¡Con todo, me gustaría tener
un espejo a mano!» .
Pero aun así el hechizo del tesoro no pesaba tanto sobre el señor Bolsón como
sobre los enanos. Bastante tiempo antes de que los enanos se cansaran de
examinar el botín, él ya estaba aburrido y se sentó en el suelo; y empezó a
preguntarse nervioso cómo terminaría todo. « Daría muchas de estas preciosas
copas» , pensó, « por un trago de algo reconfortante en un cuenco de madera de
Beorn» .
—¡Thorin! —gritó—. ¿Y ahora qué? Estamos armados, ¿pero de qué sirvieron
antes las armaduras contra Smaug el Terrible? El tesoro no ha sido recobrado
aún. No buscamos oro, sino una salida; ¡y hemos tentado demasiado la suerte!
—¡Estás en lo cierto! —respondió Thorin, saliendo de su aturdimiento—.
¡Vámonos! Yo os guiaré. Ni en mil años podría yo olvidar los laberintos de este
palacio. —Luego llamó a los otros, que empezaron a agruparse, y sosteniendo
altas las antorchas atravesaron las puertas, no sin echar atrás miradas ansiosas.
Habían vuelto a cubrir las mallas resplandecientes con las viejas capas, y los
cascos brillantes con los capuchones harapientos, y uno tras otro seguían a