Page 223 - El Hobbit
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El encuentro de las nubes
V olvamos ahora con Bilbo y los enanos. Uno de ellos había vigilado toda la
noche, pero cuando llegó la mañana, no había visto ni oído ninguna señal de
peligro. Sin embargo, la congregación de los pájaros seguía creciendo. Las
bandadas se acercaban volando desde el Sur, y los grajos que todavía vivían en
los alrededores de la Montaña, revoloteaban y chillaban incesantemente allá
arriba.
—Algo extraño está ocurriendo —dijo Thorin—. Ya ha pasado el tiempo de
los revoloteos otoñales; y estos pájaros siempre moran en tierra; hay estorninos y
bandadas de pinzones, y a lo lejos carroñeros, como si se estuviese librando una
batalla.
De repente Bilbo apuntó con el dedo:
—¡Ahí está el viejo zorzal otra vez! —gritó—. Parece haber escapado cuando
Smaug aplastó la ladera, ¡aunque no creo que se hayan salvado también los
caracoles!
Era en verdad el viejo zorzal, y mientras Bilbo señalaba, voló hacia ellos y se
posó en una piedra próxima. Luego sacudió las alas y cantó; y torció la cabeza a
un lado, como escuchando; y otra vez cantó, y otra vez escuchó.
—Creo que trata de decirnos algo —dijo Balin—, pero no puedo seguir ésa
garrulería, es muy rápida y difícil. ¿Puedes entenderla, Bolsón?
—No muy bien —dijo Bilbo, que no entendía ni jota—, pero parece muy
excitado.