Page 247 - El Hobbit
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hilera tras hilera, en una hueste tan numerosa que todos los aguileros del norte
parecían haberse reunido allí.
—¡Las Águilas! ¡Las Águilas! —gritaba Bilbo, saltando y moviendo los
brazos. Si los elfos no podían verlo, al menos podían oírlo. Pronto ellos gritaron
también, y los ecos corrieron por el valle. Muchos ojos expectantes miraron
arriba, aunque aún nada se podía ver, excepto desde las estribaciones
meridionales de la Montaña.
—¡Las Águilas! —gritó Bilbo otra vez, pero en ese momento una piedra cayó
y le golpeó con fuerza el yelmo, y el hobbit se desplomó y no vio nada más.