Page 37 - El Hobbit
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—¡Maldizón, Berto, mira lo que he cazado!
        —¿Qué es? —dijeron los otros acercándose.
        —¡Que un rayo me parta si lo sé! Tú ¿qué eres?
        —Bilbo Bolsón, un saque… un hobbit —dijo el pobre Bilbo temblando de pies
      a  cabeza,  y  preguntándose  cómo  podría  gritar  como  una  lechuza  antes  que  lo
      degollasen.
        —¿Un saquehobbit? —dijeron los otros un poco alarmados.
        Los trolls  son  cortos  de  entendimiento, y  bastante  suspicaces  con cualquier
      cosa que les parezca una novedad.
        —De todos modos, ¿qué tiene que hacer un saquehobbit en mis bolsillos? —
      dijo Guille.
        —Y ¿podremos cocinarlo? —dijo Tom.
        —Se puede intentar —propuso Berto blandiendo un asador.
        —No  alcanzaría  más  que  para  un  bocado  —dijo  Guille,  que  había  cenado
      bien—, una vez que le saquemos la piel y los huesos.
        —Quizá  haya  otros  como  él  alrededor  y  podamos  hacer  un  pastel  —dijo
      Berto—.  Eh,  tú,  ¿hay  otros  ladronzuelos  por  estos  bosques,  pequeño  conejo
      asqueroso? —dijo mirando las extremidades peludas del hobbit; y tomándolo por
      los dedos de los pies lo levantó y sacudió.
        —Sí,  muchos  —dijo  Bilbo  antes  de  darse  cuenta  de  que  traicionaba  a  sus
      compañeros—. No, nadie, ni uno —dijo inmediatamente después.
        —¿Qué quieres decir? —preguntó Berto, levantándolo en vilo, esta vez por el
      pelo.
        —Lo que digo —respondió Bilbo jadeando—. Y por favor, ¡no me cocinen,
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