Page 40 - El Hobbit
P. 40
—¡Tú! —dijo Berto.
—Eres un mentiroso —dijo Guille, y así empezó otra vez la discusión. Por fin
decidieron picarlos y cocerlos, así que trajeron una gran cacerola negra y
sacaron los cuchillos.
—¡No está bien cocerlos! No tenemos agua y hay todo un buen trecho hasta
el pozo —dijo una voz; Berto y Guille creyeron que era la de Tom.
—¡Calla o nunca acabaremos! Y tú mismo traerás el agua si dices una
palabra más.
—¡Cállate tú! —dijo Tom, quien creyó que era la voz de Guille—. ¿Quién
discute, sino tú?
—Eres bobito —dijo Guille.
—¡Bobito tú! —respondió Tom.
Y así comenzó otra vez la discusión, y continuó más enconada que nunca,
hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y
cocerlos más tarde.
—¿Sobre cuál nos sentaremos primero? —dijo la voz.
—Mejor sentarnos primero sobre el último tipo —dijo Berto, cuyo ojo había
sido lastimado por Thorin, creyendo que era Tom el que hablaba.
—No hables solo —dijo Tom—, pero si quieres sentarte sobre el último, hazlo.
¿Cuál es?
—El de las medias amarillas —dijo Berto.
—Tonterías, el de las medias grises —dijo una voz que parecía la de Guille.
—Me aseguré de que eran amarillas —dijo Berto.
—Amarillas eran —corroboró Guille.
—Entonces ¿por qué dijiste que eran medias grises? —preguntó Berto.
—Nunca dije eso. Fue Tom.
—Yo no lo dije. Fuiste tú —dijo Tom.
—Apuesto dos contra uno, ¡así que cierra la boca! —dijo Berto.
—¿A quién le estás hablando? —preguntó Guille.
—¡Basta ya! —dijeron Tom y Berto al mismo tiempo—. La noche avanza y
amanece temprano. ¡Sigamos!