Page 52 - El Hobbit
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Oeste, mis parientes. Están hechas en Gondolin para las guerras de los trasgos.
      Tienen que haber sido parte del tesoro escondido de un dragón, o de un botín de
      los trasgos, pues los dragones y los trasgos destruyeron esa ciudad hace muchos
      siglos.  En  ésta,  Thorin,  las  runas  dicen  Orcrist,  la  Hendedora  de  trasgos,  en  la
      ancestral  lengua  de  Gondolin;  fue  una  hoja  famosa.  Ésta,  Gandalf,  fue
      Glamdring,  Martillo  de  enemigos,  que  una  vez  llevó  el  rey  de  Gondolin.
      ¡Guardadlas bien!
        —¿De dónde las habrán sacado los trolls, me pregunto? —murmuró Thorin
      mirando su espada con renovado interés.
        —No sabría decirlo —dijo Elrond—, pero puede suponerse que vuestros trolls
      habrán saqueado otros botines, o habrán descubierto los restos de viejos robos en
      alguna cueva de las montañas. He oído que hay quizá todavía tesoros ignotos en
      las cavernas desiertas de las Minas de Moria, desde la guerra de los enanos y los
      trasgos.
        Thorin  meditó  estas  palabras.  —Llevaré  esta  espada  con  honor  —dijo—.
      ¡Ojalá pronto hienda trasgos otra vez!
        —¡Un deseo que quizá se cumpla muy pronto en los montes! —dijo Elrond
      —. ¡Pero mostradme ahora vuestro mapa!
        Lo tomó y lo miró largo rato, y meneó la cabeza; pues si no aprobaba del
      todo a los enanos y el amor que le tenían al oro, odiaba a los dragones y la cruel
      perversidad de estas bestias, y se afligió al recordar la ruina de la ciudad de Valle
      y  aquellas  campanas  alegres,  y  las  riberas  incendiadas  del  centelleante  Río
      Rápido. La luna resplandecía en un amplio cuarto creciente de plata. Elrond alzó
      el mapa y la luz blanca lo atravesó. —¿Qué es esto? —dijo—. Hay letras lunares
      aquí, junto a las runas que dicen « cinco pies de altura y tres pasan con holgura» .
        —¿Qué  son  las  letras  lunares?  —preguntó  el  hobbit  muy  excitado;  le
      encantaban  los  mapas,  como  ya  os  he  dicho  antes;  y  también  le  gustaban  las
      runas  y  las  letras,  y  las  escrituras  ingeniosas,  aunque  él  escribía  con  letras
      delgadas y como patas de araña.
        —Las  letras  lunares  son  letras  rúnicas,  pero  que  no  se  pueden  ver  —dijo
      Elrond—,  no  al  menos  directamente.  Sólo  se  las  ve  cuando  la  luna  brilla  por
      detrás, y en los ejemplos más ingeniosos la fase de la luna y la estación tienen
      que  ser  las  mismas  que  en  el  día  en  que  fueron  escritas.  Los  enanos  las
      inventaron  y  las  escribían  con  plumas  de  plata,  como  tus  amigos  te  pueden
      contar. Éstas tienen que haber sido escritas en una noche del solsticio de verano
      con luna creciente, hace ya largo tiempo.
        —¿Qué es lo que dicen? —preguntaron Gandalf y Thorin a la vez, un poco
      fastidiados quizá de que Elrond las hubiese descubierto primero, aunque es cierto
      que hasta entonces no habían tenido la oportunidad, y no volverían a tenerla quién
      sabe por cuánto tiempo.
        —Estad cerca de la piedra gris cuando llame el zorzal —leyó Elrond— y el
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