Page 1065 - El Señor de los Anillos
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detrás de él:
        —En la tierra de Ithilien, al cuidado del rey, que os espera. —Y al decir eso,
      Gandalf  apareció  ante  él  vestido  de  blanco,  y  la  barba  le  resplandecía  como
      nieve al centelleo del sol en el follaje—. Y bien, señor Samsagaz, ¿cómo se siente
      usted? —dijo. Pero Sam se volvió a acostar y lo miró boquiabierto, con los ojos
      agrandados por el asombro, y por un instante, entre el estupor y la alegría, no
      pudo responder. Al fin exclamó:
        —¡Gandalf! ¡Creía que estaba muerto! Pero yo mismo creía estar muerto.
      ¿Acaso todo lo triste era irreal? ¿Qué ha pasado en el mundo?
        —Una  gran  Sombra  ha  desaparecido  —dijo  Gandalf,  y  rompió  a  reír,  y
      aquella  risa  sonaba  como  una  música,  o  como  agua  que  corre  por  una  tierra
      reseca; y al escucharla Sam se dio cuenta de que hacía muchos días que no oía
      una risa verdadera, el puro sonido de la alegría. Le llegaba a los oídos como un
      eco  de  todas  las  alegrías  que  había  conocido.  Pero  él,  Sam,  se  echó  a  llorar.
      Luego, como una dulce llovizna que se aleja llevada por un viento de primavera,
      las lágrimas cesaron, y se rió, y riendo saltó del lecho.
        —¿Que cómo me siento? —exclamó—. Bueno, no tengo palabras. Me siento,
      me  siento…  —agitó  los  brazos  en  el  aire—…  me  siento  como  la  primavera
      después del invierno y el sol sobre el follaje; ¡y como todas las trompetas y las
      arpas y todas las canciones que he escuchado en mi vida! —Calló y miró a su
      amo—. Pero, ¿cómo está el señor Frodo? —dijo—. ¿No es terrible lo que le ha
      sucedido en la mano? Aunque espero que por lo demás se encuentre bien. Ha
      pasado momentos muy crueles.
        —Sí, por lo demás estoy muy bien —dijo Frodo, mientras se sentaba y se
      echaba  a  reír  también  él—.  Me  dormí  de  nuevo  mientras  esperaba  a  que  tú
      despertaras, dormilón. Yo desperté temprano, y ahora ha de ser casi el mediodía.
        —¿Mediodía? —dijo Sam, tratando de echar cuentas—. ¿De qué día?
        —El  decimocuarto  del  Año  Nuevo  —dijo  Gandalf—,  o  si  lo  prefieres,  el
      octavo día de abril según el Calendario de la Comarca  [7] . Pero en adelante el
      Año Nuevo siempre comenzará en Gondor el veinticinco de marzo, el día en que
      cayó Sauron, el mismo en que fuisteis rescatados del fuego y traídos aquí, a que
      el rey os curara. Porque es él quien os ha curado y ahora os espera. Comeréis y
      beberéis con él. Cuando estéis prontos os llevaré a verlo.
        —¿El rey? dijo Sam. ¿Qué rey? ¿Y quién es?
        —El Rey de Gondor y Soberano de las Tierras Occidentales —dijo Gandalf
      —, que ha recuperado todo su antiguo reino. Pronto irá a su coronación, pero os
      espera a vosotros.
        —¿Qué nos pondremos? —dijo Sam, porque no veía más que las ropas viejas
      y andrajosas con que habían viajado, dobladas en el suelo al pie de los lechos.
        —Las ropas que habéis usado durante el viaje a Mordor —dijo Gandalf—.
      Hasta  los  harapos  de  orcos  con  que  te  disfrazaste  en  la  tierra  tenebrosa  serán
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