Page 1135 - El Señor de los Anillos
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Cavada  Grande,  y  allí  está  todavía.  Desde  entonces,  poco  después  del  Año
      Nuevo, no hemos tenido más alcalde, y el Granujo se hizo llamar Jefe de los
      Oficiales de la Comarca, o Jefe a secas, y hacía lo que le daba la gana; y si a
      alguien « se le subían los humos» , como ellos decían, corría la misma suerte de
      Will. Y así las cosas iban de mal en peor. No había hierba de pipa para nadie,
      excepto para los hombres del Jefe; y como el Jefe no soportaba la cerveza, a
      menos que la bebieran sus hombres, cerró todas las tabernas; y todo, menos las
      Normas, escaseaba a más y mejor; a menos que uno consiguiera esconder algo,
      cuando  los  rufianes  iban  de  granja  en  granja  recolectando  « para  un  reparto
      equitativo» ; lo cual significaba que ellos se quedaban con todo y nosotros con
      nada, salvo  las  sobras  que  acaso te  dieran  en  las Casas  de  los  Oficiales,  si  las
      podías tragar. Todo lo peor. Pero desde que llegó Zarquino, ha sido una verdadera
      calamidad.
        —¿Quién es ese Zarquino? —preguntó Merry—. Se lo oí nombrar a uno de
      los rufianes.
        —El  rufián  más  rufián  de  toda  la  pandilla,  no  le  quepa  la  menor  duda  —
      respondió  Coto—.  Fue  en  la  época  de  la  última  cosecha,  hacia  fines  de
      septiembre, cuando oímos hablar de él por primera vez. No lo hemos visto nunca,
      pero  está  allá  arriba,  en  Bolsón  Cerrado;  y  ahora  él  es  el  verdadero  Jefe,
      supongo.  Todos  los  bandidos  hacen  lo  que  él  dice;  y  lo  que  él  dice  es
      mayormente: hachar, quemar, destruir; y ahora han empezado a matar. Y ya ni
      siquiera con algún propósito, por malo que sea. Voltean los árboles y los dejan
      tirados allí, y queman las casas y no construyen otras.
        » La historia del Molino de Arenas, por ejemplo. Granujo lo hizo demoler no
      bien se instaló en Bolsón Cerrado. Luego trajo una pandilla de hombres sucios y
      malcarados para que construyesen uno más grande; y lo llenaron de bote en bote
      de ruedas y otros adminículos estrafalarios. El único que estaba contento con todo
      esto  era  el  imbécil  de  Ted,  y  allí  trabaja  ahora,  limpiando  las  ruedas  para
      complacer a los hombres, se da cuenta, allí donde el padre de él era el molinero
      y el dueño y señor. La idea de Granujo era moler más y más rápido, o eso decía.
      Tiene otros molinos semejantes. Pero para moler se necesita grano; y para el
      molino  nuevo  no  había  más  grano  que  para  el  viejo.  Pero  desde  que  llegó
      Zarquino ya ni siquiera muelen. No hacen más que martillar y martillar, y echan
      un  humo  y  un  olor…  Ya  no  hay  más  tranquilidad  en  Hobbiton,  ni  siquiera  de
      noche.  Y  tiran  inmundicias  adrede;  han  infestado  todo  el  curso  inferior  del
      Elagua, y ya empiezan a bajar al Brandivino. Si lo que se proponen es convertir
      la Comarca en un desierto, no podían haber buscado un camino mejor. Yo no
      creo que el tonto del Granujo esté detrás de todo. Para mí, que es Zarquino.
        —¡Claro que sí! —interrumpió Tom el joven—. Si hasta a la propia madre del
      Granujo se la llevaron, a esa vieja Lobelia, y aunque nadie la podía ver ni en
      pintura, él al menos la quería. Alguna gente de Hobbiton estaba allí y vio lo que
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