Page 117 - El Señor de los Anillos
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—¡Sí, comeremos! —gritó Pippin.
        —¡Son míos! —dijo Frodo—. Me los dio a mí la señora Maggot, la perla de
      las esposas de los granjeros. Quita tus ávidas manos de ahí, que yo los serviré.
        Los hobbits tienen pasión por las setas, una pasión que sobrepasa los gustos
      más  voraces  de  la  Gente  Grande.  Hecho  que  explica  en  parte  las  largas
      expediciones del joven Frodo a los renombrados campos de Marjala y la ira del
      perjudicado  Maggot.  En  esta  ocasión  había  en  abundancia  para  todos,  aun  de
      acuerdo con las normas de los hobbits. Había también otras muchas cosas, que
      vendrían después, y cuando terminaron de cenar, Gordo Bolger exhaló un suspiro
      de satisfacción. Retiraron la mesa y pusieron sillas alrededor del fuego.
        —Limpiaremos  todo  más  tarde  —dijo  Merry—.  Ahora,  ¡cuéntame!  Me
      imagino que habrás tenido aventuras, y sin mí, lo que no me parece justo. Quiero
      que lo cuentes todo; y lo que más deseo es saber qué ocurrió con el viejo Maggot
      y por qué me habló de ese modo. Parecía asustado, si eso es posible.
        —Todos  hemos  estado  asustados  —dijo  Pippin  al  cabo  de  un  rato.  Frodo
      clavaba los ojos en el fuego y no decía una palabra—. Tú también lo habrías
      estado si los Jinetes Negros te hubiesen perseguido durante dos días.
        —¿Quiénes son?
        —Figuras negras que cabalgan en caballos negros —respondió Pippin—. Si
      Frodo no quiere hablar, yo te contaré la historia desde el principio.
        Pippin  relató  entonces  todos  los  incidentes  del  viaje  desde  la  partida  de
      Hobbiton.  Sam  cooperó  con  gestos  y  exclamaciones  de  aprobación.  Frodo
      permaneció silencioso.
        —Podría pensar que todo es un invento —dijo Merry— si no hubiese visto
      aquella forma negra en Balsadera y si no hubiese oído el extraño tono de la voz
      de Maggot. ¿Qué sacas en conclusión, Frodo?
        —El  primo  Frodo  se  ha  mostrado  muy  cerrado  —dijo  Pippin—,  pero  es
      tiempo de que se abra. Hasta ahora no tenemos otra pista que las suposiciones del
      granjero  Maggot,  para  quien  se  trataría  de  algo  relacionado  con  el  tesoro  del
      viejo Bilbo.
        —Es  sólo  una  suposición  —se  apresuró  a  decir  Frodo—.  Maggot  no  sabe
      nada.
        —El viejo Maggot es un sujeto perspicaz —dijo Merry—. Detrás de esa cara
      redonda pasan muchas cosas que no aparecen en la conversación. He oído decir
      que  hace  un  tiempo  acostumbraba  internarse  en  el  Bosque  Viejo  y  que  sabe
      bastante de cosas extrañas. Pero al menos tú podrías decirnos, Frodo, si es una
      buena o una mala suposición.
        —Me parece —respondió Frodo lentamente— que es una buena suposición,
      hasta  cierto  punto.  Hay  en  efecto  alguna  relación  con  las  viejas  aventuras  de
      Bilbo y  es  cierto  que  los Jinetes  andan  detrás  de él,  o  quizá  debiera  decir que
      andan buscándolo, o que andan buscándome. Temo además que no sea cosa de
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