Page 133 - El Señor de los Anillos
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Las hojas parecían sisear allá arriba con un sonido de dolor y rabia. Merry gritó
y desde dentro del árbol llegó un aullido apagado de Pippin.
—¡Apáguenlo! ¡Apáguenlo! —gritó Merry—. ¡Me partirá en dos, si así no lo
hacen! ¡Él lo dice!
—¿Quién? ¿Qué? —exclamó Frodo, corriendo al otro lado del árbol.
—¡Apáguenlo! ¡Apáguenlo! —suplicó Merry.
Las ramas del sauce comenzaron a balancearse con violencia. Se oyó un
rumor como de viento que se alzaba y se extendía a las ramas de los otros
árboles de alrededor, como si hubiesen arrojado una piedra a la quietud
soñolienta del valle del río, desencadenando unas ondas coléricas que invadían
todo el bosque. Sam pateó la pequeña hoguera y apagó las brasas. Pero Frodo, sin
tener una idea clara de por qué lo hacía, o qué esperaba, corrió a lo largo del
sendero gritando:
—¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! —Tenía la impresión de que apenas
alcanzaba a oír el sonido agudo de su propia voz, como si el viento del sauce se la
llevara en seguida ahogándola en un clamor de hojas. Se sintió desesperado,
perdido y al borde mismo de la locura.
De pronto se detuvo. Había una respuesta, o al menos así lo creyó, pero
parecía venir de detrás de él, del sendero que atravesaba el bosque. Se volvió y
escuchó y pronto no tuvo ninguna duda; alguien cantaba una canción; una voz
profunda y alegre cantaba descuidada y feliz, pero las palabras no tenían ningún
sentido.
¡Hola, dol! ¡Feliz, dol! ¡Toca un don diló!
¡Toca un don! ¡Salta! ¡Sauce del fal lo!
¡Tom Bom, alegre Tom, Tom Bombadillo!
Mitad esperanzados, mitad temerosos de un nuevo peligro, Frodo y Sam se
quedaron muy quietos. De pronto, luego de una larga tirada de palabras sin
sentido (o así parecía), la voz se oyó fuerte y clara.
¡Hola, ven alegre dol, querida derry dol!
Ligeros son el viento y el alado estornino.
Allá abajo al pie de la colina, brillando al sol,
esperando a la puerta la luz de las estrellas,
está mi hermosa dama, hija de la dama del río,
delgada como vara de sauce, clara como el agua.
El viejo Tom Bombadil trayendo lirios de agua
vuelve saltando a casa. ¿Lo oyes cómo canta?
¡Hola, ven alegre dol, derry dol, alegre oh,
Baya de Oro, Baya de Oro, alegre baya amarilla.
Pobre viejo Hombre-Sauce, ¡retira tus raíces!
Tom tiene prisa ahora. La noche sucede al día.