Page 225 - El Señor de los Anillos
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Ultimo, al pie de una cuesta empinada y breve. Bajaron temiendo que unas
sombras negras los esperasen allí, pero no vieron nada. Trancos hizo que se
ocultaran detrás de unos matorrales a la vera del camino y se adelantó a
explorar.
No mucho después volvió apresuradamente.
—Ningún enemigo a la vista —dijo—, y no entiendo por qué. Pero descubrí
algo muy extraño.
Tendió la mano y mostró una piedra de color verde pálido.
—La encontré en el barro, en medio del puente —dijo—. Es un berilo, una
piedra élfica. No podría decir si la pusieron allí, o si alguien la perdió, pero me da
cierta esperanza. Diría que es un signo de que podemos cruzar el puente, pero no
me atrevería a seguir por el camino sin otra indicación más clara.
Partieron de nuevo en seguida. Atravesaron el puente sanos y salvos, sin oír otro
sonido que el de las aguas arremolinadas bajo los tres grandes arcos. Una milla
más allá llegaron a una hondonada estrecha que llevaba al norte cruzando las
tierras escarpadas a la izquierda del camino. Aquí Trancos dobló a un lado y casi
en seguida se encontraron en una región sombría de árboles oscuros que
serpenteaban al pie de unas lomas adustas.
Los hobbits se alegraron de dejar atrás las tierras desoladas y los peligros del
camino, pero esta nueva región parecía amenazadora e inamistosa. Las colinas
iban creciendo ante ellos. Aquí y allá, sobre alturas y crestas, vislumbraban unos
antiguos muros de piedra y ruinas de torres de ominoso aspecto. Frodo, que no
caminaba, tenía tiempo de mirar adelante y pensar. Recordaba los relatos de
Bilbo y las torres amenazadoras que se alzaban en los montes al norte del
camino, en las proximidades del Bosque de los Trolls donde se le había
presentado el primer incidente serio del viaje. Frodo adivinó que se encontraban
ahora en la misma región y se preguntó si no pasarían casualmente por el mismo
sitio.
—¿Quién vive en estas tierras? —preguntó—. ¿Y quién edificó esas torres?
¿Es este el país de los trolls?
—No —dijo Trancos—. Los trolls no construyen. Nadie vive aquí. En otro
tiempo moraron hombres, pero hoy no queda ninguno. Fueron gente mala, así
dice la leyenda, pues cayeron bajo la sombra de Angmar. Pero todos murieron
en la guerra que acabó con el Reino del Norte. Hace ya tanto tiempo que las
colinas han olvidado, aunque una sombra se extiende aún sobre el país.
—¿Dónde aprendiste esas historias si toda la región está desierta y olvidada?
—preguntó Peregrin—. Los pájaros y las bestias no cuentan historias de esa
especie.
—Los herederos de Elendil no olvidaron el pasado —dijo Trancos—, y sé de
otros muchos asuntos que aún se recuerdan en Rivendel.