Page 404 - El Señor de los Anillos
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venido a apoyarse en la mano de la Dama Galadriel. Frodo miró el anillo con un
      respetuoso temor, pues de pronto le pareció que entendía.
        —Sí —dijo ella adivinando los pensamientos de Frodo—, no está permitido
      hablar de él y Elrond tampoco pudo. Pero no es posible ocultárselo al Portador
      del Anillo y a alguien que ha visto el Ojo. En verdad, en el país de Lórien y en el
      dedo de Galadriel está uno de los Tres. Este es Nenya, el Anillo de Diamante, y
      yo soy quien lo guarda.
        » El lo sospecha, pero no lo sabe aún. ¿Entiendes ahora por qué tu venida era
      para  nosotros  como  un  primer  paso  en  el  cumplimiento  del  Destino?  Pues  si
      fracasas, caeremos indefensos en manos del enemigo. Pero si triunfas, nuestro
      poder decrecerá y Lothlórien se debilitará, y las marcas del Tiempo la borrarán
      de la faz de la tierra. Tenemos que partir hacia el oeste, o transformarnos en un
      pueblo rústico que vive en cañadas y cuevas, condenados lentamente a olvidar y
      a ser olvidados.
        Frodo bajó la cabeza.
        —¿Y vos qué deseáis?
        —Que se cumpla lo que ha de cumplirse —dijo ella—. El amor de los elfos
      por esta tierra en que viven y por las obras que llevan a cabo es más profundo
      que las profundidades del mar, y el dolor que ellos sienten es imperecedero y
      nunca se apaciguará. Sin embargo, lo abandonarán todo antes que someterse a
      Sauron, pues ahora lo conocen. Del destino de Lothlórien no eres responsable,
      pero sí del cumplimiento de tu misión. Sin embargo desearía, si sirviera de algo,
      que  el  Anillo  Único  no  hubiese  sido  forjado  jamás,  o  que  nunca  hubiese  sido
      encontrado.
        —Sois prudente, intrépida y hermosa, Dama Galadriel —dijo Frodo— y os
      daré el Anillo Único, si vos me lo pedís. Para mí es algo demasiado grande.
        Galadriel rió de pronto con una risa clara.
        —La Dama Galadriel es quizá prudente —dijo—, pero ha encontrado quien
      la iguale en cortesía. Te has vengado gentilmente de la prueba a que sometí tu
      corazón en nuestro primer encuentro. Comienzas a ver claro. No niego que mi
      corazón  ha  deseado  pedirte  lo  que  ahora  me  ofreces.  Durante  muchos  largos
      años  me  he  preguntado  qué  haría  si  el  Gran  Anillo  llegara  alguna  vez  a  mis
      manos,  ¡y  mira!,  está  ahora  a  mi  alcance.  El  mal  que  fue  planeado  hace  ya
      mucho  tiempo  sigue  actuando  de  distintos  modos,  ya  sea  que  Sauron  resista  o
      caiga. ¿No hubiera sido una noble acción, que aumentaría el crédito del Anillo, si
      se lo hubiera arrebatado a mi huésped por la fuerza o el miedo?
        » Y ahora al fin llega. ¡Me darás libremente el Anillo! En el sitio del Señor
      Oscuro instalarás una Reina. ¡Y yo no seré oscura sino hermosa y terrible como
      la  Mañana  y  la  Noche!  ¡Hermosa  como  el  Mar  y  el  Sol  y  la  Nieve  en  la
      Montaña!  ¡Terrible  como  la  Tempestad  y  el  Relámpago!  Más  fuerte  que  los
      cimientos de la tierra. ¡Todos me amarán y desesperarán!
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