Page 408 - El Señor de los Anillos
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                       Adiós a Lórien
      A quella noche la Compañía fue convocada de nuevo a la cámara de Celeborn y
      allí  el  Señor  y  la  Dama  los  recibieron  con  palabras  amables.  Al  fin  Celeborn
      habló de la partida.
        —Ha llegado la hora —dijo— en que aquellos que desean continuar la misión
      tendrán  que  mostrarse  duros  de  corazón  y  dejar  este  país.  Aquellos  que  no
      quieren  ir  más  adelante  pueden  permanecer  aquí,  durante  un  tiempo.  Pero  se
      queden  o  se  vayan,  nadie  estará  seguro  de  tener  paz.  Pues  hemos  llegado  al
      borde del precipicio del destino. Aquellos que así lo deseen podrán esperar aquí a
      la hora en que los caminos del mundo se abran de nuevo para todos, o a que sean
      convocados en última instancia en auxilio de Lórien. Podrán entonces volver a
      sus propios países, o marchar al largo descanso de quienes caen en la batalla.
        Hubo un silencio.
        —Todos han resuelto seguir adelante —dijo Galadriel mirándolos a los ojos.
        —En cuanto a mí —dijo Boromir—, el camino de regreso está adelante y no
      atrás.
        —Es  cierto  —dijo  Celeborn—,  ¿pero  irá  contigo  toda  la  Compañía  hasta
      Minas Tirith?
        —No hemos decidido aún qué curso seguiremos —dijo Aragorn—. No sé qué
      pensaba hacer Gandalf más allá de Lothlórien. Creo en verdad que ni siquiera él
      tenía un propósito claro.
        —Quizá no —dijo Celeborn—, sin embargo cuando dejéis esta tierra habéis
      de  tener  en  cuenta  el  Río  Grande.  Como  algunos  de  vosotros  lo  sabéis  bien,
      ningún viajero con equipaje puede cruzarlo entre Lórien y Gondor, excepto en
      bote. ¿Y acaso no han sido destruidos los puentes de Osgiliath y no están todos los
      embarcaderos en manos del enemigo? » ¿Por qué lado viajaréis? El camino de
      Minas Tirith corre por este lado, al oeste; pero el camino directo de la misión va
      por el este del río, la orilla más oscura. ¿Qué orilla seguiréis?
        —Si  mi  consejo  vale  de  algo,  yo  elegiría  la  orilla  occidental,  el  camino  a
      Minas Tirith —respondió Boromir—. Pero no soy el jefe de la Compañía.
        Los otros no dijeron nada y Aragorn parecía indeciso y preocupado.
        —Ya  veo  que  todavía  no  sabéis  qué  hacer  —dijo  Celeborn—.  No  me
      corresponde  elegir  por  vosotros,  pero  os  ayudaré  en  lo  que  pueda.  Hay  entre
      vosotros  algunos  capaces  de  manejar  una  embarcación:  Legolas,  cuya  gente
      conoce el rápido Río del Bosque; y Boromir de Gondor y Aragorn el viajero.
        —¡Y un hobbit! —gritó Merry—. No todos nosotros pensamos que los botes
      son caballos salvajes. Mi gente vive a orillas del Brandivino.
        —Muy  bien  —dijo  Celeborn—.  Entonces  proveeré  de  embarcaciones  a  la
      Compañía. Serán pequeñas y livianas, pues si vais lejos por el Río, habrá sitios
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