Page 536 - El Señor de los Anillos
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inclinó, casi tocando la hierba con la cara. Llamó a los otros, que se acercaron
      corriendo.
        —¡Aquí  al  fin  hay  algo  nuevo!  —dijo  Aragorn.  Alzó  una  hoja  rota  y  la
      mostró, una hoja grande y pálida de desvaído color dorado, ya casi pardo—. He
      aquí una hoja de mallorn  de  Lorien,  con  unas  pequeñas  migas  encima  y  unas
      pocas migas más en la hierba. ¡Y mirad! ¡Unos trozos de cuerda cerca!
        —¡Y he aquí el cuchillo que cortó la cuerda! —dijo Gimli y extrajo de entre
      unas hierbas, donde la había hundido algún pie pesado, una hoja corta y mellada.
      Al  lado  estaba  la  empuñadura—.  Es  un  arma  de  orco  —dijo  tomándola  con
      precaución y observando con disgusto el mango labrado; tenía la forma de una
      horrible cabeza de ojos bizcos y boca torcida.
        —Pues  bien,  ¡he  aquí  el  enigma  más  raro  que  hayamos  encontrado  hasta
      ahora!  —dijo  Legolas—.  Un  prisionero  atado  consigue  eludir  a  los  orcos  y  a
      jinetes que los rodean. Luego se detiene, aún al descubierto, y corta las ataduras
      con un cuchillo de orco. ¿Pero cómo y por qué? Pues si tenía las piernas atadas,
      ¿cómo pudo caminar? Y si tenía los brazos atados, ¿cómo pudo utilizar el cuchillo?
      Y  si  ni  las  piernas  ni  los  brazos  estaban  atados,  ¿por  qué  cortó  las  cuerdas?
      Contento de haber mostrado tamaña habilidad, ¡se sienta a comer tranquilamente
      un poco de pan de viaje! Esto al menos basta para saber que se trataba de un
      hobbit, aun sin la hoja de mallorn. Luego de esto, supongo, trocó los brazos en alas
      y se alejó cantando hacia los árboles. Tiene que ser fácil encontrarlo, ¡sólo falta
      que nosotros también tengamos alas!
        —Es cosa de brujos, obviamente —dijo Gimli—. ¿Qué estaba haciendo ese
      viejo?  ¿Qué  dices  tú,  Aragorn,  de  la  interpretación  de  Legolas?  ¿Puedes
      mejorarla?
        —Quizá —dijo Aragorn, sonriendo—. Hay otros signos al alcance de la mano
      que  no  habéis  tenido  en  cuenta.  Estoy  de  acuerdo  en  que  el  prisionero  era  un
      hobbit y que tenía los pies o las manos libres antes de llegar aquí. Supongo que
      eran las manos, pues el enigma se aclara un poco entonces y también porque de
      acuerdo con las huellas fue traído aquí por un orco. Se ha vertido sangre en este
      sitio, sangre de orco. Hay marcas profundas de cascos todo alrededor y signos de
      que  se  llevaron  a  la  rastra  una  cosa  pesada.  Los  jinetes  mataron  a  un  orco  y
      luego lo arrastraron hasta las hogueras. Pero no vieron al hobbit: no estaba « al
      descubierto» ,  pues  era  de  noche  y  llevaba  todavía  el  manto  élfico.  Estaba
      agotado y con hambre y no es raro que después de librarse de las ataduras con el
      cuchillo  del  enemigo  caído,  haya  descansado  y  comido  un  poco  antes  de  irse
      sigilosamente. Pero es un alivio saber que tenía un poco de lembas en el bolsillo,
      aunque haya escapado sin armas ni provisiones; esto es quizá típico de un hobbit.
      Hablo en singular, aunque espero que Merry y Pippin hayan estado aquí juntos.
      Nada sin embargo permite asegurarlo.
        —¿Y cómo supones que alguno de nuestros amigos llegó a tener una mano
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