Page 644 - El Señor de los Anillos
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—Y todavía lo es —dijo Legolas—, pero nosotros, los que habitamos en él,
      nunca  nos  cansamos  de  ver  árboles  nuevos.  Me  sentiría  más  feliz  si  pudiera
      visitar el Bosque de Fangorn. Apenas llegué a cruzar el linde y desde entonces no
      sueño en otra cosa que en regresar.
        Los ojos de Bárbol brillaron de placer.
        —Espero que tu deseo pueda realizarse antes que las colinas envejezcan —
      dijo.
        —Vendré, si la suerte me acompaña —dijo Legolas—. He hecho un pacto
      con mi amigo, que si todo anda bien, un día visitaremos Fangorn juntos… con tu
      permiso.
        —Todo elfo que venga contigo será bien venido —dijo Bárbol.
        —El amigo de quien hablo no es un elfo —dijo Legolas—; me refiero a Gimli
      hijo de Glóin, aquí presente. —Gimli hizo una profunda reverencia y el hacha se
      le resbaló del cinturón y chocó contra el suelo.
        —¡Hum,  hm!  ¡Aja!  —dijo  Bárbol,  observando  a  Gimli  con  una  mirada
      sombría—.  ¡Un  enano  y  con  un  hacha  con  añadidura!  ¡Hum!  Tengo  buena
      voluntad para con los elfos, pero pides demasiado. ¡Extraña amistad la vuestra!
        —Puede  parecer  extraña  —dijo  Legolas—;  pero  mientras  Gimli  viva  no
      vendré solo a Fangorn. El hacha no está destinada a los árboles sino a las cabezas
      de los orcos. Oh Fangorn, Señor del Bosque de Fangorn. Cuarenta y dos decapitó
      en la batalla.
        —¡Ouuu! ¡Vaya! —dijo Bárbol—. Esto suena mejor. Bueno, bueno, las cosas
      seguirán  el  curso  natural;  es  inútil  querer  apresurarlas.  Pero  ahora  hemos  de
      separarnos por algún tiempo. El día llega a su fin y Gandalf dice que partiréis
      antes de la caída de la noche y que el Señor de la Marca quiere volver en seguida
      a su casa.
        —Sí, hemos de partir, y ahora mismo —dijo Gandalf—. Tendré que dejarte
      sin tus porteros me temo. Pero no los necesitarás.
        —Tal vez —dijo Bárbol—. Pero los echaré de menos. Nos hicimos amigos en
      tan  poco  tiempo  que  quizá  me  estoy  volviendo  apresurado…  como  si
      retrocediera a la juventud, quizá. Pero lo cierto es que son las primeras cosas
      nuevas que he visto bajo el Sol o la Luna en muchos, muchísimos años. Y no los
      olvidaré. He puesto esos nombres en la Larga Lista. Los ents los recordarán.
       Ents viejos como montañas, nacidos de la tierra,
       grandes caminadores y bebedores de agua;
       y hambrientos como cazadores, los niños Hobbits,
       el pueblo risueño, la Pequeña Gente.
        « Mientras  las  hojas  continúen  renovándose,  ellos  serán  nuestros  amigos.
      ¡Buen viaje! Pero si en vuestro país encantador, en la Comarca, tenéis noticias
      que puedan interesarme ¡hacédmelo saber! Entendéis a qué me refiero: si oís
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