Page 786 - El Señor de los Anillos
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tenerlas, y les parecían excitantes, y en cambio la vida era un tanto aburrida: una
especie de juego, por así decir. Pero con las historias que importaban de veras, o
con esas que uno guarda en la memoria, no ocurría lo mismo. Se diría que los
protagonistas se encontraban de pronto en medio de una aventura, y que casi
siempre ya tenían los caminos trazados, como dice usted. Supongo que también
ellos, como nosotros, tuvieron muchas veces la posibilidad de volverse atrás, sólo
que no la aprovecharon. Quizá, pues, si la aprovecharan tampoco lo sabríamos,
porque nadie se acordaría de ellos. Porque sólo se habla de los que continuaron
hasta el fin… y no siempre terminan bien, observe usted; al menos no de ese
modo que la gente de la historia, y no la gente de fuera, llama terminar bien.
Usted sabe qué quiero decir, volver a casa, y encontrar todo en orden, aunque no
exactamente igual que antes… como el viejo señor Bilbo. Pero no son ésas las
historias que uno prefiere escuchar, ¡aunque sean las que uno prefiere vivir! Me
gustaría saber en qué clase de historia habremos caído.
—A mí también —dijo Frodo—. Pero no lo sé. Y así son las historias de la
vida real. Piensa en alguna de las que más te gustan. Tú puedes saber, o adivinar,
qué clase de historia es, si tendrá un final feliz o un final triste, pero los
protagonistas no saben absolutamente nada. Y tú no querrías que lo supieran.
—No, señor, claro que no. Beren, por ejemplo, nunca se imaginó que
conseguiría el Silmaril de la Corona de Hierro en Thangorodrim, y sin embargo
lo consiguió, y era un lugar peor y un peligro más negro que este en que nos
encontramos ahora. Pero esa es una larga historia, naturalmente, que está más
allá de la felicidad y más allá de la tristeza… Y el Silmaril siguió su camino y
llegó a Eárendil. ¡Cáspita, señor, nunca lo había pensado hasta ahora! Tenemos…
¡usted tiene un poco de la luz del Silmaril en ese cristal de estrella que le regaló la
Dama! Cáspita, pensar… pensar que estamos todavía en la misma historia. ¿Las
grandes historias no terminan nunca?
—No, nunca terminan como historias —dijo Frodo—. Pero los protagonistas
llegan a ellas y se van cuando han cumplido su parte. También la nuestra
terminará, tarde… o quizá temprano.
—Y entonces podremos descansar y dormir un poco —dijo Sam. Soltó una
risa áspera. A eso me refiero, nada más, señor Frodo. A descansar y dormir
simple y sencillamente, y a despertarse para el trabajo matutino en el jardín.
Temo no esperar otra cosa por el momento. Los planes grandes e importantes no
son para los de mi especie. Me pregunto sin embargo si algún día apareceremos
en las canciones y en las leyendas. Estamos envueltos en una, por supuesto; pero
quiero decir: si la pondrán en palabras para contarla junto al fuego, o para leerla
en un libraco con letras rojas y negras, muchos, muchos años después. Y la gente
dirá: « ¡Oigamos la historia de Frodo y el Anillo!» Y dirán: « Sí, es una de mis
historias favoritas. Frodo era muy valiente ¿no es cierto, papá?» « Sí, hijo mío, el
más famoso de los hobbits, y no es poco decir.»