Page 97 - El Señor de los Anillos
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—¿El enemigo? —dijo Frodo—. ¿Entonces sabes por qué dejo la Comarca?
        —No sé por qué te persigue el enemigo —respondió Gildor—, pero veo que
      es  así…  aunque  me  parezca  muy  extraño.  Y  te  prevengo  que  el  peligro  está
      ahora delante y detrás de ti, y a cada lado.
        —¿Te refieres a los jinetes? Temí que fueran sirvientes del enemigo. ¿Quiénes
      son los Jinetes Negros?
        —¿Gandalf no te ha dicho nada?
        —Nada sobre tales criaturas.
        —Entonces creo que no soy quien deba decirte más, pues el temor podría
      impedir  tu  viaje.  Porque  creo  que  has  partido  justo  a  tiempo,  si  todavía  hay
      tiempo. Ahora tienes que apresurarte, no demorarte ni volver atrás, pues ya no
      hay protección para ti en la Comarca.
        —No puedo imaginar una información más aterradora que tus insinuaciones
      y advertencias —exclamó Frodo—. Sabía que el peligro acechaba, por supuesto,
      pero no esperaba encontrarlo tan pronto, en nuestra propia Comarca. ¿Es que un
      hobbit no puede pasearse tranquilamente desde El Agua al Río?
        —No es tu propia Comarca —dijo Gildor—. Otros moraron aquí antes que los
      hobbits  existieran,  y  otros  morarán  cuando  los  hobbits  ya  no  existan.  Todo  a
      vuestro  alrededor  se  extiende  el  ancho  mundo.  Podéis  encerraros,  pero  no  lo
      mantendréis siempre afuera.
        —Lo  sé,  y  sin  embargo  nunca  dejó  de  parecerme  un  sitio  tan  seguro  y
      familiar.  ¿Qué  puedo  hacer?  Mi  plan  era  abandonar  la  Comarca  en  secreto,
      camino  de  Rivendel,  pero  ya  me  siguen  los  pasos,  aún  antes  de  llegar  a  Los
      Gamos.
        —Creo que tendrías que seguir ese plan —dijo Gildor—. No pienso que el
      camino  sea  muy  difícil  para  tu  coraje,  pero  si  deseas  consejos  más  claros
      tendrías que pedírselos a Gandalf. No conozco el motivo de tu huida y por eso
      mismo no sé de qué medios se valdrán tus perseguidores para atacarte. Gandalf
      lo sabrá, sin duda. Supongo que lo verás antes de dejar la Comarca.
        —Así  lo  espero,  pero  esto  es  otra  cosa  que  me  inquieta.  He  esperado  a
      Gandalf  muchos  días;  tendría  que  haber  llegado  a  Hobbiton  hace  dos  noches
      cuando mucho, pero no apareció. Ahora me pregunto qué habrá ocurrido. ¿Crees
      necesario que lo espere?
        Gildor guardó silencio un rato y al fin dijo:
        —No me gustan estas noticias. El retraso de Gandalf no presagia nada bueno.
      Pero está dicho: « No te entremetas en asuntos de magos, pues son astutos y de
      cólera fácil.»  Te corresponde a ti decidir: sigue o espéralo.
        —Y también se ha dicho —respondió Frodo—: « No pidas consejo a los elfos,
      pues te dirán al mismo tiempo que sí y que no.»
        —¿De veras? —rió Gildor—. Raras veces los elfos dan consejos indiscretos,
      pues un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos
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