Page 173 - Dialectica
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La argumentaci´ on
Estos resultados se pueden enunciar como:
GN ⇒ K2 GN ⇒ cometa Flamsteed
donde ⇒ es la implicaci´ on l´ ogica, K2 es la segunda ley de Kepler –el
movimiento es el´ ıptico y el Sol es uno de los focos– a la cual agrega un
movimiento parab´ olico del cometa.
Tan importante como la “explicaci´ on” de las primeras tres leyes de
Kepler, es el haber desechado e ignorado la cuarta ley –las ´ orbitas de los
seis planetas se corresponden con los cinco s´ olidos regulares: octaedro,
icosaedro, dodecaedro, tetraedro, cubo–. ¿Por qu´ e Newton ignor´ o K4?
Por una simple raz´ on, la teor´ ıa de la gravitaci´ on mostraba que la posi-
ci´ on de los sat´ elites de un cuerpo puede estar a cualquier distancia de
centro de atracci´ on. 135
El principio de conservaci´ on de la masa en las reacciones qu´ ımi-
cas fue un resultado experimental obtenido por Antoine–Laurent de
Lavoisier (1743, 1794), ver [52], mediante diversas experiencias en las
cuales pes´ o las componentes y los compuestos obtenidos en diversos
experimentos. Cada caso agregaba un argumento que se sumaba a la
formulaci´ on del principio. El an´ alisis de los gases, en particular del
ox´ ıgeno, contribuy´ o a refutar la idea contraria –la teor´ ıa del flogisto–
de la no conservaci´ on de la masa en la formaci´ on de los ´ oxidos.
Julius von Mayer (1814, 1878) estableci´ o, en 1842, que el ox´ ıgeno
era una componente principal del metabolismo de los seres vivos y de
all´ ı la fuente de energ´ ıa. James Joule (1818, 1889), en 1843, estable-
ci´ o la equivalencia entre el trabajo mec´ anico y el calor producido por
la viscosidad del agua. Esta equivalencia tambi´ en se demostraba por el
calentamiento mediante una resistencia el´ ectrica, por la compresi´ on de
un gas o por el calentamiento al perforar el alma de un ca˜ n´ on. Estos
experimentos independientes –y muchos otros posteriores realizados
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El problema de la geometr´ ıa del sistema solar se remonta a Pithagoras que asociaba
las ´ orbitas a la escala musical. Kepler regres´ o sobre este tema y tambi´ en a m´ usica de
los cielos. En 1766 Johann Bode (1747, 1826) –junto con su estudiante Titus– propuso
n
una ecuaci´ on de distribuci´ on de los planeta d = 0,4 + 0,3 × 2 donde d est´ a medido
en unidades astron´ omicas –la distancia media Tierra–Sol– y n = −∞, 0, 1, 2, · · · .
Los asteroides la cumplen, pero Neptuno, no. La cuesti´ on de la distribuci´ on planetaria
sigue abierta y ampliada ahora con el descubrimiento de planetas extrasolares.
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