Page 35 - Dialectica
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La l´ ogica como imagen del universo
Las sociedades humanas, tal como sostiene el materialismo hist´ ori-
co, se suceden por contraposici´ on unas de otras.
El hecho que la mano y el cerebro coexistan en el tiempo no cambia
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su car´ acter: son contrarios diacr´ onicos y no sincr´ onicos. Los contra-
rios sincr´ onicos no tienen ninguna vinculaci´ on diacr´ onica: las clases en
lucha son superadas ambas por una nueva sociedad. 49
Aristoteles fue el primer fil´ osofo en descubrir que la ´ unica alter-
nativa a la existencia de los contrarios diacr´ onicos era aceptar la exis-
tencia de un dios externo, inm´ ovil, que sea el responsable del movi-
miento. Con car´ acter general, hay solamente dos maneras de compren-
der el movimiento: como Aristoteles –Dios cre´ o el huevo y la gallina
simult´ aneamente (como contrarios sincr´ onicos)– o por la acci´ on de
contrarios diacr´ onicos, como Darwin, quien sostiene que este proceso
acumula cambios en cantidad que finalmente terminan en un cambio
en calidad con la aparici´ on (o desaparici´ on) de nuevas especies.
El aceptar que existen contrarios dial´ ecticos y que son necesarios
para la comprensi´ on del devenir, es un principio metodol´ ogico muy
importante que ser´ a empleado en forma reiterada. Por el contrario, la
no aceptaci´ on de los contrarios conduce a una simplificaci´ on y esque-
matizaci´ on de la realidad estudiada. 50 En los estudios que siguen en
este libro aparecer´ an muchos ejemplos de contrarios que fundamentan
el devenir hist´ orico.
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El considerar que la mano y el cerebro son contrarios sincr´ onicos conduce a sostener
la separaci´ on entre el trabajo manual y el trabajo intelectual y otras ideas que conducen
a una falsa interpretaci´ on. Este ejemplo advierte de los riesgos de la confusi´ on entre los
dos tipos de contrarios.
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Cuando el Manifiesto Comunista [58] afirma que la unidad y lucha de las clases de la
sociedad capitalista –la burgues´ ıa y el proletariado– ser´ a superada por la supremac´ ıa
del proletariado, convierte contrarios sincr´ onicos en diacr´ onicos y comete un error
importante que no es del caso analizar aqu´ ı.
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Un ejemplo cl´ asico est´ a en el enunciado de Jes´ us: quien no est´ a conmigo, est´ a contra
m´ ı. Si bien hay diferentes redacciones de este texto, se lo encuentra en los tres evange-
lios: Mt 12:30; Mc 9:40 y Lc 9:50. Entre estar a favor o en contra de algo hay una multi-
tud de grados, cuando lo que debate son contrarios sincr´ onicos. Es una simplificaci´ on
de la realidad no aceptarlo y, en este caso, es el germen de la intolerancia religiosa.
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