Page 39 - Dialectica
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Las dial´ ecticas naturales









             L´ ogica y dial´ ectica
                Un estudio experimental de la l´ ogica humana revela un panorama
             que posee una sorprendente amplitud. Aun dejando de lado las formas
             “gen´ eticas” de desarrollo del pensamiento humano o las formas que
             pueden tipificarse como “patol´ ogicas”, queda todav´ ıa un enorme cam-
             po a explorar. Este campo se extiende desde las formas empleadas por
             fil´ osofos del pasado –los creadores de los Upanishads, Lˇ ao Zˇ ı (Lao Ts´ e),
             los presocr´ aticos, especialmente Erakleitos, y otros– hasta la dial´ ectica
             de Georg W. F. Hegel (1770, 1831), Friedrich Engels (1820, 1895) y Karl
             Marx (1818, 1883) en los tiempos modernos. Gen´ ericamente llamare-
             mos dial´ ectica a todo el pensamiento formalizado y ordenado de los
             seres humano.
                La l´ ogica, desde Aristoteles a nuestros d´ ıas, se presenta como natu-
             ral. En este hecho incide la tradici´ on cultural, la educaci´ on, pero, por
             encima de todos estos hechos, es natural porque fue impuesta al cerebro
             humano por la evoluci´ on de las especies.
                Si se intenta fundamentar la validez de la l´ ogica de Aristoteles se
             pueden dar cuatro argumentos poderosos que afirman su car´ acter na-
             tural y su aplicaci´ on universal a la ciencia.
                El primer argumento es hist´ orico. La existencia de los Elementos de
             Euklides, escritos 22 siglos atr´ as, nos muestra que las estructuras l´ ogi-
             cas, por lo menos en los ´ ultimos miles de a˜ nos, no han cambiado. La
             continuidad hist´ orica del pensamiento formal, que se pierde en el Egip-
             to cl´ asico, es un primer y fundamental argumento.
                Las lenguas modernas pueden expresar cualquier estructura l´ ogi-
             ca booleana. Este hecho ha ocurrido sin la intervenci´ on de los l´ ogicos
             acad´ emicos, es un hecho natural y constituye un segundo y formida-
             ble argumento. Esto ha sido analizado en cap´ ıtulos anteriores.
                Sobre el funcionamiento del cerebro humano se conoce bien po-
                                                                        39
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