Page 8 - Un aula, un proyecto
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desgracia, y en mi opinión no lo hizo porque no se logró incorporar esa
idea curricular del proyecto formativo a la cultura escolar.
Hablar de proyecto (así en general) tiene mucho que ver con los
cuatro componentes o características de todo proyecto, sea educativo
o de cualquier otro tipo: a) el proyecto requiere una visión de conjunto
Muestra gratuita
del proceso que se desea llevar a cabo –importante idea esta de la vi-
sión de conjunto porque nos permite dotar de la estructura adecuada
a la propuesta que se pretende llevar a cabo sin perderse en momentos
aislados y sin discontinuidad entre ellos–; b) el proyecto requiere que
esa idea completa del proceso se formalice, es decir, se convierta en un
documento en el que se explicite y haga visible el sentido y conteni-
do del proyecto; c) tener ese documento en el que figura el proyecto
permite socializarlo y ello es condición esencial para poder conocerlo,
compartirlo, para coordinarse, para garantizar la continuidad necesa-
ria entre las diversas fases, para asumirlo a sabiendas del rol que cada
uno está llamado a desempeñar en él; d) finalmente, una vez que tene-
mos un proyecto, ya escrito y compartido, la propuesta que el proyecto
contiene se convierte en un compromiso –ante nosotros mismos, ante
quienes van a participar en él, ante quienes se verán afectados por su
desarrollo–. En educación, los proyectos responden igualmente a esas
cuatro condiciones. De haber prosperado esta idea de los proyectos cu-
rriculares habríamos ganado en la capacidad de adecuar los proyectos
institucionales al contexto de cada institución formativa, en coordina-
ción, en compromiso con el proyecto.
Las otras características de los proyectos, referidas ya al ámbito
educativo, también resultan fundamentales. En primer lugar, que su
contenido sea realmente formativo, esto es, orientado al desarrollo
tanto personal como académico (o profesional, en su momento) de
nuestros estudiantes. A mejorar ese aspecto han venido los sucesivos
modelos y enfoques educativos que han desfilado, con éxito desigual,
por nuestra legislación desde las competencias hasta el propio método
de proyectos que Juan José Vergara expone en este libro. La idea de
la integración resulta redundante hablando de proyectos puesto que
estos ya incluyen esa exigencia, pero me parece importante destacar
esta condición puesto que representa uno de los puntos débiles de la
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