Page 105 - Dune
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dijo Stilgar. Miró a Leto—. Que sea así: el hombre Idaho conservará el crys como
           signo de su lealtad hacia nosotros. Deberá ser purificado, por supuesto, y los ritos
           tendrán que ser observados, pero esto puede ser hecho. Será al mismo tiempo Fremen

           y soldado de los Atreides. Hay un precedente para esto: Liet sirve a dos amos.
               —¿Duncan? —preguntó Leto.
               —Comprendo, señor —dijo Idaho.

               —Así pues, estamos de acuerdo —dijo Leto.
               —Tu agua es nuestra, Duncan Idaho —dijo Stilgar—. El cuerpo de nuestro amigo
           sigue con el Duque. Que su agua sea el agua de los Atreides. Este es un lazo entre

           nosotros.
               Leto suspiró; miró a Hawat, escrutando los ojos del viejo Mentat. Hawat asintió
           con expresión satisfecha.

               —Esperaré abajo —dijo Stilgar— mientras Idaho dice adiós a sus amigos. Turok
           era el nombre de nuestro amigo muerto. Recordadlo cuando llegue el momento de

           liberar su espíritu. Sois amigos de Turok —se volvió para marcharse.
               —¿No queréis quedaros un poco? —preguntó Leto.
               El Fremen le miró, colocó su velo en su lugar con un gesto casual, y ajustó algo
           bajo él. Paul entrevió como un delgado tubo antes de que el velo ocupara su lugar.

               —¿Hay alguna razón para que me quede? —preguntó el Fremen.
               —Nos sentiríamos honrados —dijo el duque.

               —El honor exige que yo esté en otro lugar dentro de poco —dijo el Fremen. Miró
           de nuevo a Idaho, se volvió y salió a grandes pasos, franqueando la guardia de la
           puerta.
               —Si  los  otros  Fremen  son  como  él,  haremos  grandes  cosas  juntos  —dijo  el

           Duque.
               —Es una simple muestra, Señor —dijo Idaho con voz seca.

               —¿Has comprendido lo que debes hacer, Duncan?
               —Seré vuestro embajador cerca de los Fremen, Señor.
               —Dependerá  mucho  de  ti,  Duncan.  Vamos  a  necesitar  no  menos  de  cinco
           batallones de esa gente antes de la llegada de los Sardaukar.

               —Esto  requerirá  un  cierto  trabajo,  Señor.  Los  Fremen  son  mas  bien
           independientes. —Idaho vaciló antes de proseguir—: Y, Señor, hay otra cosa. Uno de

           los mercenarios que hemos abatido intentaba arrebatarle esta hoja a nuestro amigo
           Fremen muerto. El mercenario dijo que los Harkonnen ofrecen un millón de solaris al
           primer hombre que les entregue aunque sea un solo crys.

               Leto se irguió, en un movimiento de obvia sorpresa.
               —¿Por qué desearán hasta tal punto una de estas hojas?
               —El cuchillo es un diente de gusano de arena. Es el emblema de los Fremen,

           Señor. Con él, un hombre de ojos azules podría penetrar en cualquier sietch. Yo sería




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