Page 108 - Dune
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Mi padre está desesperado, se dijo. Las cosas no marchan demasiado bien para
nosotros.
Y Hawat. Recordó la actitud del viejo Mentat durante la conferencia: sutiles
excitaciones, signos de inquietud. Hawat estaba profundamente preocupado por algo.
—Será mejor que te quedes aquí por esta noche, hijo —dijo el Duque—. De todos
modos, falta poco para que amanezca. Avisaré a tu madre. —Se puso lentamente en
pie, rígido—. ¿Por qué no juntas algunas de esas sillas y te echas para descansar un
poco?
—No estoy muy cansado, señor.
—Como quieras.
El Duque cruzó las manos a su espalda y comenzó a pasear arriba y abajo a lo
largo de la mesa.
Como un animal enjaulado, pensó Paul.
—¿Discutirás con Hawat la posibilidad de la existencia de un traidor? —preguntó
Paul.
El Duque se detuvo ante su hijo y habló con el rostro vuelto hacia las oscuras
ventanas.
—Hemos discutido esta posibilidad muchas veces.
—La vieja mujer parecía muy segura de sí —dijo Paul—. Y el mensaje que
madre…
—Se han tomado precauciones —dijo el Duque. Miró a su alrededor, y Paul vio
en sus ojos la salvaje luz del animal acosado—. Quédate aquí. Hay algunas
cuestiones acerca de los puestos de mando que discutir con Thufir —se volvió y salió
de la estancia, respondiendo con una rápida inclinación de cabeza al saludo de los
guardias de la puerta.
Paul miró al lugar donde había permanecido de pie su padre. El espacio le daba la
impresión de haber estado vacío desde mucho antes de que el Duque abandonara la
estancia. Y recordó la advertencia de la vieja mujer:
«… en cuanto a tu padre, no».
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