Page 110 - Dune
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—Thufir —dijo—, puesto que tú eres uno de los pocos hombres en quien puedo
confiar plenamente, hay otro asunto que debemos discutir. Ambos sabemos hasta qué
punto debemos vigilar constantemente para impedir que los traidores se infiltren entre
nuestras fuerzas… pero he recibido nuevos informes.
Hawat se volvió y le miró.
Y Leto le repitió lo que le había contado Paul.
Pero en lugar de producir en él una intensa concentración Mentat, los informes
sólo hicieron aumentar la agitación de Hawat.
Leto estudió al anciano y, finalmente, dijo:
—Viejo amigo, tú me has estado ocultando algo. Debí sospecharlo cuando te vi
tan nervioso en la reunión. ¿Qué cosa es tan grave que no te has atrevido a
mencionarla delante de todos en la conferencia?
Los manchados labios de Hawat se cerraron en una larga y delgada línea de
donde irradiaban múltiples arrugas. Mantuvieron su rigidez mientras decía:
—Mi Señor, os juro que no sé cómo referíroslo.
—Hemos compartido un buen número de cicatrices, Thufir —dijo el Duque—.
Sabes que puedes plantear cualquier tema conmigo.
Hawat siguió mirándole en silencio, pensando: Es así como lo prefiero. Este es el
hombre de honor que invita a servirle con la mayor lealtad. ¿Por qué debo herirle?
—¿Y bien? —inquirió Leto.
Hawat se alzó de hombros.
—Se trata del fragmento de una nota. Lo hemos interceptado a un correo de los
Harkonnen. La nota estaba dirigida a un agente llamado Pardee. Tenemos buenas
razones para pensar que Pardee era el hombre más importante de la organización
clandestina Harkonnen aquí. La nota… es algo que podría tener graves
consecuencias… o ninguna. Es susceptible de varias interpretaciones.
—¿Qué hay de tan delicado en el contenido de esa nota?
—Fragmento de una nota, mi Señor. Incompleta. Era un film minimic con la
habitual cápsula de destrucción unida a él. Conseguimos detener la acción del ácido
justo pocos momentos antes de que acabase de corroerlo, salvando tan sólo un
fragmento. El fragmento, de todos modos, es altamente sugestivo.
—¿Sí?
Hawat se humedeció los labios.
—Dice: «…eto nunca lo sospechará, y cuando reciba el golpe de una mano tan
querida, su propio origen bastará para destruirlo». La nota llevaba el sello personal
del Barón, y yo mismo he autenticado el sello.
—Tu sospecha es obvia —dijo el Duque, y su voz se hizo bruscamente fría.
—Hubiera preferido cortarme un brazo antes que heriros —dijo Hawat—. Mi
Señor, pero si…
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