Page 115 - Dune
P. 115

—La  respuesta  de  tu  madre  no  debe  ser  una  acción.  Oh,  ella  es  capaz  de  una
           acción suprema… pero hay demasiadas cosas en juego aquí. Debo desenmascarar al
           traidor. Es necesario que le convenza de que he caído completamente en el engaño.

           Es mejor herirla así que hacerla sufrir luego cien veces más.
               —¿Por qué me dices esto, padre? Puedo repetírselo a ella.
               —Tú  estás  fuera  de  todo  esto  —dijo  el  Duque—.  Y  guardarás  el  secreto.  Es

           necesario. —Se acercó a la ventana, hablando sin volverse—. De este modo, si me
           ocurriera algo, tú podrías decirle la verdad… que nunca he dudado de ella, ni siquiera
           por un instante. Quiero que lo sepa.

               Paul  captó  pensamientos  de  muerte  tras  las  palabras  de  su  padre,  y  dijo
           rápidamente:
               —No te ocurrirá nada, señor. Yo…

               —Silencio, hijo.
               Paul contempló la espalda de su padre, notando la fatiga en la curva de su cuello y

           hombros y en la lentitud de sus movimientos.
               —Tan sólo estás algo cansado, padre.
               —Estoy  cansado  —admitió  el  Duque—.  Estoy  moralmente  cansado.  La
           melancólica degeneración de las Grandes Casas ha terminado quizá por alcanzarme.

           Y éramos tan fuertes antes.
               —¡Nuestra Casa no ha degenerado! —dijo Paul con rabia.

               —¿De veras?
               El Duque se volvió haciendo frente a su hijo, revelando círculos negros alrededor
           de sus duros ojos y una cínica mueca en su boca.
               —Hubiera debido casarme con tu madre, hacerla mi Duquesa. Sin embargo… mi

           condición  de  soltero  hace  que  algunas  Casas  esperen  aún  poder  aliarse  conmigo
           casándome con alguna de sus hijas. —Se alzó de hombros—. Así que yo…

               —Madre me ha explicado esto.
               —No hay nada que consiga tanta lealtad hacia un líder como su aire de bravura
           —dijo el Duque—. Yo siempre he cultivado en mí un aire de bravura.
               —Tú mandas bien —protestó Paul—. Gobiernas bien. Los hombres te siguen por

           su propia voluntad y te quieren.
               —Mis servicios de propaganda están entre los mejores —dijo el Duque. Se volvió

           de  nuevo  para  estudiar  el  paisaje,  allá  fuera—.  Hay  grandes  posibilidades  para
           nosotros, aquí en Arrakis, muchas más de las que nunca haya sospechado el Imperio.
           Y  pese  a  todo  hay  veces  en  que  pienso  que  hubiéramos  hecho  mejor  huyendo,

           convirtiéndonos  en  renegados.  A  veces  desearía  que  fuera  posible  hundirnos  en  el
           anonimato entre la gente, estar menos expuestos a…
               —¡Padre!

               —Sí,  estoy  cansado  —dijo  el  Duque—.  ¿Sabes  que  estamos  usando  ya  los




                                        www.lectulandia.com - Página 115
   110   111   112   113   114   115   116   117   118   119   120