Page 183 - Dune
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sugirió el traidor para el muchacho. Su plan es bueno. Los gusanos destruirán toda
evidencia. Sus cuerpos nunca serán hallados.
—¿No deseáis liquidarlos vos mismo? —preguntó Caracortada.
Lee los labios, se dijo Jessica.
—Sigo el ejemplo de mi Barón —dijo Piter—. Llevadlos allá donde dijo el
traidor.
Jessica captó el severo control Mentat en la voz de Piter. Él también teme a la
Decidora de Verdad.
Piter se encogió de hombros, se volvió y salió. Se detuvo en la puerta, y Jessica
pensó que iba a volverse para mirarla una última vez, pero se fue sin hacerlo.
—No me gustaría hallarme cara a cara con esa Decidora de Verdad después del
trabajo de esta noche —dijo Caracortada.
—No tienes ninguna posibilidad de encontrarte con esa vieja bruja —dijo uno de
los otros soldados. Avanzó hacia Jessica, haciendo girar su cabeza—. No haremos
nuestro trabajo quedándonos charlando aquí. Cógela por los pies y…
—¿Por qué no la matamos aquí? —preguntó Caracortada.
—Demasiado sucio —dijo el primero—. A menos que quieras estrangularla. Yo
prefiero las cosas limpias. Los dejaremos en el desierto, como ha dicho el traidor, los
golpearemos una o dos veces, y dejaremos la evidencia para los gusanos. Así, luego
no tendremos que limpiar nada.
—Ya… sí, creo que tienes razón —dijo Caracortada.
Jessica escuchaba, observando, registrando. Pero la mordaza le impedía usar la
Voz, y además había que tener en cuenta al sordo.
Caracortada enfundó su láser y la cogió por los pies. La levantaron como un saco
de cereales, maniobrando a través de la puerta, y la dejaron caer en una litera a
suspensor donde había otra figura atada. Al girarla para evitar que cayese, pudo ver el
rostro de su compañero… ¡Paul! Estaba atado, pero no amordazado. Su rostro estaba
a no más de diez centímetros del suyo, con los ojos cerrados y respirando
regularmente.
¿Está drogado?, se preguntó.
Los soldados levantaron la litera, y los ojos de Paul se abrieron por una fracción
de segundo… dos líneas oscuras que la miraron.
¡No debe utilizar la Voz!, rogó ella. ¡El soldado sordo!
Los ojos de Paul se cerraron.
Había utilizado la respiración controlada para calmar su mente, sin dejar de
escuchar a sus captores. El sordo constituía un problema, pero Paul contenía su
desesperación. El régimen de apaciguamiento mental Bene Gesserit que su madre le
había enseñado le mantenía perfectamente despierto y calmado, dispuesto para
aprovechar la menor oportunidad.
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