Page 228 - Dune
P. 228

alguno entre ellos que esté en condiciones de comprender la necesidad de agua de tu
           tribu?
               —No hemos hablado de agua —dijo Hawat—. Nosotros…

               —Puedo  comprender  tu  reluctancia  —dijo  el  Fremen—.  Son  tus  amigos,  los
           hombres de tu tribu. ¿Tenéis agua?
               —No la suficiente.

               El Fremen hizo un gesto hacia la túnica de Hawat, bajo la cual se veía su piel
           desnuda.
               —Os han sorprendido en vuestro sietch, sin vuestras ropas. Tenéis que tomar una

           decisión de agua, amigo.
               —¿Podemos alquilar vuestra ayuda?
               El Fremen se alzó de hombros.

               —No tenéis agua —sus ojos recorrieron el grupo de hombres tras Hawat—. ¿De
           cuántos de tus heridos podrías desprenderte?

               Hawat  permaneció  silencioso,  estudiando  al  hombre.  Como  Mentat,  se  daba
           cuenta de que aquella conversación estaba desfasada. Los sonidos de las palabras no
           encajaban normalmente.
               —Soy Thufir Hawat —dijo—. Puedo hablar en nombre de mi Duque. Firmaré un

           compromiso a cambio de vuestra ayuda. No pido más que una ayuda limitada, a fin
           de conservar mis fuerzas para ajustar las cuentas a una traición que se cree más allá

           de toda venganza.
               —¿Pretendes que nos unamos a ti en una vendetta?
               —Yo mismo me encargaré de la vendetta. Quiero tan sólo que se me libere de la
           responsabilidad de mis heridos.

               El Fremen frunció el ceño.
               —¿Cómo  puedes  ser  tú  responsable  de  tus  heridos?  Ellos  son  sus  propios

           responsables. Es el agua lo que importa, Thufir Hawat. ¿Quieres que sea yo quien
           decida por ti?
               El hombre puso su mano en el arma oculta bajo sus ropas.
               Thufir se tensó, pensando: ¿Es esta una nueva traición?

               —¿Qué es lo que temes? —preguntó el Fremen.
               ¡Esa gente y su desconcertante franqueza!

               —Hay un precio por mi cabeza —pronunció cautelosamente Hawat.
               —Ahhh… —el Fremen retiró la mano de su arma—. Nos creéis tan corruptos
           como los bizantinos. No nos conocéis. Los Harkonnen no tienen bastante agua para

           corromper al más pequeño de nuestros niños.
               Pero han pagado a la Cofradía el pasaje para más de dos mil naves de combate,
           pensó Hawat. Y la enormidad de tal precio le anonadó.

               —Ambos  combatimos  a  los  Harkonnen  —dijo  Hawat—.  ¿No  deberíamos




                                        www.lectulandia.com - Página 228
   223   224   225   226   227   228   229   230   231   232   233