Page 232 - Dune
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El ayudante regresó al lado de Hawat.
—Thufir —dijo—, un par de hombres han dejado a sus mujeres en Arrakeen.
Ellos… ya podéis imaginar lo que representa en estos momentos.
El Fremen seguía apretando su puño contra su oído.
—¿Es el vínculo del agua, Thufir Hawat? —inquirió.
La mente de Hawat trabajaba furiosamente. Ahora comprendía el sentido de las
palabras del Fremen, pero temía la reacción de sus extenuados hombres, bajo el
saliente rocoso, cuando lo supieran.
—El vínculo del agua —dijo Hawat.
—Deja que nuestras tribus se unan —dijo el Fremen, y bajó el puño.
Como si esto fuera una señal, cuatro hombres surgieron de las rocas encima de
ellos. Saltaron bajo la cornisa, envolvieron al hombre muerto en un amplio lienzo, lo
levantaron y se fueron corriendo con él, a lo largo de la pared rocosa a su derecha.
Sus pasos alejándose alzaron nubecillas de polvo.
Todo hubo terminado antes de que los exhaustos hombres de Hawat se dieran
cuenta de lo que ocurría. El grupo con el muerto que oscilaba como un saco dentro
del lienzo había desaparecido tras unas rocas.
Uno de los hombres de Hawat gritó:
—¿Dónde llevan a Arkie? Estaba…
—Se lo llevan para… enterrarlo —dijo Hawat.
—¡Los Fremen no entierran a sus muertos! —barbotó el hombre—. No intentéis
engañarnos, Thufir. Sabemos lo que hacen con ellos. Arkie era uno de…
—El Paraíso está asegurado para aquellos hombres que mueren al servicio del
Lisan al-Gaib —dijo el Fremen—. Si es cierto que servís al Lisan al-Gaib como
habéis dicho, ¿por qué lamentaros? El recuerdo de aquél que ha muerto vivirá para
siempre.
Pero los hombres de Hawat avanzaron, con coléricas miradas en sus rostros. Uno
de ellos había capturado una pistola láser. La blandió.
—¡Quieto dónde estáis! —restalló Hawat. Luchó contra la dolorosa fatiga que se
apoderaba de todos sus músculos—. Esa gente respeta a nuestros muertos. Sus
costumbres son distintas de las nuestras, pero tienen el mismo significado.
—Van a extraerle a Arkie toda su agua —gruñó el hombre del láser.
—¿Tal vez tus hombres desean asistir a la ceremonia? —preguntó el Fremen.
No comprende el problema, pensó Hawat. La ingenuidad del Fremen era
estremecedora.
—Están alterados por la muerte de un respetado camarada —dijo Hawat.
—Trataremos a vuestro camarada con el mismo respeto que si fuera uno de los
nuestros —dijo el Fremen—. Este es el vinculo del agua. Conocemos los ritos. La
carne de un hombre le pertenece; el agua pertenece a la tribu.
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