Page 242 - Dune
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—Muy probablemente.
—El Emperador pondrá de nuevo a un Harkonnen en el poder, aquí —dijo Paul
—. Quizá incluso a la Bestia Rabban. Que lo haga. Cuando se haya involucrado hasta
tal punto que no pueda escapar a su culpabilidad, veremos si el Emperador sabrá
afrontar la eventualidad de un Acta de Acusación presentada ante el Landsraad.
Veremos si sabrá responder cuando…
—¡Paul! —dijo Jessica.
—Admitiendo que el Alto Consejo del Landsraad acepte vuestro caso —dijo
Kynes—, esto no conducirá más que a un conflicto generalizado entre el Imperio y
las Grandes Casas.
—El caos —dijo Jessica.
—Pero yo someteré mi caso al Emperador —dijo Paul— y le ofreceré una
alternativa al caos.
—¿Un chantaje? —dijo Jessica en tono seco.
—Uno de los instrumentos del poder, como tú misma has dicho —dijo Paul, y
Jessica captó amargura en su voz—. El Emperador no tiene hijos, sólo hijas.
—¿Estás aspirando al trono? —preguntó Jessica.
—El Emperador no querrá arriesgarse a ver el Imperio derrumbarse en una guerra
total —dijo Paul—. Planetas arrasados, desórdenes en todas partes… no se arriesgará
a eso.
—Lo que proponéis es una elección desesperada —dijo Kynes.
—¿Qué es lo que más temen las Grandes Casas del Landsraad? —preguntó Paul
—. Lo que está ocurriendo en este preciso instante en Arrakis: los Sardaukar
destruyéndolas, una a una. Es por esto que hay un Landsraad. Constituye los
fundamentos de la Gran Convención. Sólo unidas pueden enfrentarse a las fuerzas
Imperiales.
—Pero ellas son…
—Eso temen —dijo Paul—. Arrakis podría ser un grito de unión. Cada una de
ellas se sentirá identificada con mi padre… arrancado del rebaño y muerto.
Kynes se dirigió a Jessica.
—¿Un plan así podría funcionar?
—No soy un Mentat —dijo Jessica.
—Pero sois una Bene Gesserit.
Jessica le dirigió una penetrante mirada.
—Este plan —dijo— tiene puntos buenos y puntos malos… como cualquier plan
en este estadio. Un plan depende tanto de su ejecución como de su concepción.
—«La ley es la última ciencia» —recitó Paul—. Esto es lo que se halla escrito
sobre la puerta del Emperador. Quiero mostrarle cuál es la ley.
—No estoy seguro de poder otorgarle mi confianza a la persona que ha concebido
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