Page 247 - Dune
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torbellinos de arena.
Paul pulsó el botón de la secuencia automática de despegue. Las alas comenzaron
a batir, sacando al tóptero de su nido. La energía surgió de sus chorros, mientras las
alas lo empujaban hacia arriba.
Las manos de Jessica se apresuraban sobre los dobles controles, imitando los
precisos gestos de su hijo. Tenía miedo y, sin embargo, se sentía excitada. Ahora, el
adiestramiento de Paul es nuestra única esperanza, pensó. Su decisión y su juventud.
Paul dio más energía a los chorros. El tóptero se inclinó hacia un lado,
aplastándoles contra sus asientos, mientras una pared oscura se recortaba contra las
estrellas ante ellos. Las alas se desplegaron totalmente, la potencia aumentó, otro
batir, y sobrevolaron las rocas, aristas heladas bajo el resplandor de las estrellas. La
polvorienta segunda luna surgió del horizonte a su derecha, definiendo el curso de la
tormenta.
Las manos de Paul danzaron sobre los controles. Las alas se retractaron,
convirtiéndose en los élitros de un escarabajo. La aceleración empujó nuevamente su
carne, mientras el vehículo se inclinaba en otra curva.
—¡Chorros detrás nuestro! —dijo Jessica.
—Los he visto.
Apretó a fondo la palanca de la energía.
El tóptero saltó hacia adelante como un animal asustado, alzándose hacia el
sudoeste, en dirección a la tormenta y a la gran curva del desierto. No muy lejos, Paul
descubrió sombras quebradas que revelaban dónde terminaba la línea de las rocas,
hundiéndose bajo la arena. Más allá, la luz de la luna formaba sombras como de
inmensos dedos… las dunas entrecruzándose unas con otras.
Y sobre el horizonte se elevaba la tormenta, como una inmensa muralla contra las
estrellas.
Algo sacudió al tóptero.
—¡Explosiones! —jadeó Jessica—. Están usando algún tipo de armas a
proyectiles.
Había una salvaje sonrisa en el rostro de Paul.
—Parece que evitan utilizar los láser —dijo.
—¡Pero no tenemos escudos!
—¿Acaso lo saben ellos?
El tóptero se vio sacudido otra vez.
Paul se volvió a mirar hacia atrás.
—Sólo uno de sus aparatos parece bastante veloz como para seguirnos.
Volvió su atención a los mandos, mientras la tormenta se elevaba ante ellos.
Parecía tangiblemente sólida.
—Lanzadores de proyectiles, cohetes, todo el antiguo armamento… eso es lo que
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