Page 316 - Dune
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—Ibn qirtaiba —dijo—, tan lejos como el lugar donde termina el polvo —alzó un
           brazo, liberándolo de los pliegues de su ropa, vio a Stilgar desorbitar sus ojos, oyó el
           roce de muchas ropas a su espalda—, veo un… Fremen con el libro de los ejemplos

           —entonó—.  Lo  lee  a  al-Lat,  el  sol  al  que  ha  desafiado  y  dominado.  Lo  lee  a  los
           Sadus del Juicio, y esto es lo que lee:



               Mis enemigos son como hojas verdes devoradas
               Creciendo en el camino de la tormenta.

               ¿No habéis visto lo que ha hecho nuestro Señor?
               Ha enviado la pestilencia sobre aquellos
               Que han tramado contra nosotros.

               Ahora son como pájaros dispersados por el cazador.
               Sus complots son cebo envenenado

               que todas las bocas rechazan.


               Se  sintió  invadida  por  un  temblor.  Dejó  caer  su  brazo.  Detrás  de  ella,  en  las

           profundas  sombras  de  la  caverna,  le  llegó  en  respuesta  un  murmullo  de  muchas
           voces:

               —Sus obras han sido destruidas.
               —El fuego de Dios monta en tu corazón —dijo ella. Y pensó: Ahora la cosa va
           bien encaminada.
               —El fuego de Dios nos ilumina —fue la respuesta.

               Ella asintió.
               —Tus enemigos caerán.

               —Bi-lal kaifa —respondieron.
               En el repentino silencio, Stilgar se inclinó ante ella.
               —Sayyadina —dijo—. Si Shai-Hulud lo acepta, podrás dar el paso interior como

           Reverenda Madre.
               Paso interior, pensó ella. Una extraña manera de expresarse. Pero el resto se
           corresponde  bastante  bien  con  el  canto.  Y  sintió  una  cínica  amargura  por  lo  que

           acababa de hacer. Nuestra Missionaria Protectiva falla raras veces. Ha preparado un
           lugar para nosotras en este desolado mundo. Cavado con la ayuda de la plegaria del
           salat.  Ahora…  debo  llevar  adelante  el  papel  de  Auliya,  la  Amiga  de  Dios…  la

           Sayyadina de ese pueblo vagabundo tan impregnado por las profecías Bene Gesserit
           que incluso dan el nombre de Reverenda Madre a sus sacerdotisas.
               Paul permanecía al lado de Chani en las sombras de la caverna. Conservaba aún

           el sabor de la comida que ella le había dado: carne de pájaro y cereales amasados con
           miel de especia y envueltos en una hoja. Comiendo aquello, se había dado cuenta de
           que nunca antes había absorbido una tal concentración de especia, y por un instante




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