Page 40 - Dune
P. 40

no malgastes completamente tu vida.
               —En este caso cántame una canción —dijo Paul—. Así sabré al menos como no
           se debe cantar.

               —¡Jaaa, ja! —rió Gurney, y entonó «Las chicas galacianas», mientras su multipic
           parecía volar entre las cuerdas:



               Oh, oh, las chicas galacianas,
               Lo harán por las perlas,

               ¡Y las de Arrakis por el agua!
               Pero si buscas damas
               Que se consuman como llamas,

               ¡Prueba una hija de Caladan!



               —No está mal para alguien que no se aclara con los acordes —dijo Paul—. Pero
           si mi madre te oyera cantar una canción como esta en el castillo, te cortaría las orejas
           para adornar con ellas las almenas.

               Gurney se tiró de la oreja izquierda.
               —Una bien pobre decoración, teniendo en cuenta lo que han sufrido escuchando

           por el ojo de la cerradura a cierto jovencito que intentaba extraer algunas extrañas
           notas de su baliset.
               —Así que ya has olvidado lo que significa encontrarse la cama llena de arena fina
           —dijo Paul. Tomó de la mesa un cinturón escudo y se lo colocó rápidamente a la

           cintura—. Entonces, vamos a luchar.
               Los ojos de Halleck se abrieron en fingida sorpresa.

               —¡Hey! ¡Así que fue tu sacrílega mano la que cumplió tan execrable acción! En
           guardia pues, joven maestro, en guardia —tomó una espada, azotando el aire—. ¡Soy
           un demonio infernal en busca de la venganza!

               Paul empuñó otra espada, cimbreó la hoja con sus manos, y se colocó en posición
           de aguile, con un pie delante. Su gesto se hizo solemne, en una cómica imitación del
           doctor Yueh.

               —Vaya  idiota  me  manda  mi  padre  para  enseñarme  el  manejo  de  las  armas  —
           entonó—.  Ese  pobre  Gurney  Halleck  ha  olvidado  incluso  la  primera  lección  con
           armas y escudo. —Paul activó el cinturón y sintió la comezón en su frente y espalda y

           el prurito causado por la acción del campo de fuerza defensivo; los sonidos exteriores
           menguaron ostensiblemente con el característico efecto de filtro del escudo—. En el
           combate con escudo, la defensa es rápida y el ataque lento —dijo Paul—. El ataque

           no tiene más finalidad que obligar al adversario a dar un paso en falso, para poder
           atacarle por la izquierda. El escudo detiene los golpes rápidos, ¡pero se deja traspasar
           por el lento kindjal! —Paul alzó la espada, fintó rápidamente y atacó con una lentitud




                                         www.lectulandia.com - Página 40
   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45