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muchísimo más peligrosos que Emmett, Jasper, Rosalie y tú?
Resultaba difícil concebir algo más aterrador que eso.
Ella respiró hondo y luego, de repente, dirigió una oscura mirada por encima
de mis hombros. Me giré a tiempo de ver cómo el hombre del asiento que había al
otro lado del pasillo desviaba la vista, parecía que nos hubiera estado escuchando de
tapadillo. Tenía pinta de ser un hombre de negocios. Vestía traje oscuro y corbata
grande, y sostenía un portátil encima de las rodillas. Levantó la tapa del ordenador y
se puso unos cascos de forma ostensible mientras yo le miraba con irritación.
Me incliné más cerca de Alice, que pegó los labios a mis oídos mientras me
contaba la historia en susurros.
—Me sorprendió que reconocieras el nombre —admitió—, y que cuando
anuncié que se había ido a Italia comprendieras lo que significaba. Pensé que tendría
que explicártelo. ¿Cuánto te contó Edward?
—Sólo me dijo que se trataba de una familia antigua y poderosa, algo similar a
la realeza... y que nadie les contrariaba a menos que quisiera... morir —respondí en
cuchicheos.
—Has de entender —continuó, ahora hablaba más despacio y con mayor
mesura— que los Cullen somos únicos en más sentidos de los que crees. Es... anómalo
que tantos de nosotros seamos capaces de vivir juntos y en paz. Ocurre otro tanto en
la familia de Tanya, en el norte, y Carlisle conjetura que la abstinencia nos facilita un
comportamiento civilizado y la formación de lazos basados en el amor en vez de en
la supervivencia y la conveniencia. Incluso el pequeño aquelarre de James era
inusualmente grande, y ya viste con qué facilidad los abandonó Laurent. Por regla
general, viajamos solos o en parejas. La familia de Carlisle es la mayor que existe,
hasta donde sabemos, con una única excepción: los Vulturis.
»En un principio eran tres: Aro, Cayo y Marco.
—Los he visto en un cuadro del estudio de Carlisle —dije entre dientes.
Alice asintió.
—Dos hembras se les unieron con el paso del tiempo, y los cinco constituyeron
la familia. No estoy segura, pero sospecho que es la edad lo que les confiere esa
habilidad para vivir juntos de forma pacífica. Deben de tener los tres mil años bien
cumplidos, o quizá sean sus dones los que les otorgan una tolerancia especial. Al
igual que Edward y yo, Aro y Marco tienen... talentos —ella continuó antes de que le
pudiera hacer pregunta alguna—. O quizá sea su común amor al poder lo que los
mantiene unidos. Realeza es una descripción acertada.
—Pero si sólo son cinco...
—La familia tiene cinco miembros —me corrigió—, pero eso no incluye a la
guardia.
Respiré hondo.
—Eso suena... temible.
—Lo es —me aseguró—. La última vez que tuve noticias, la guardia constaba de
nueve miembros permanentes. Los demás son... transitorios. La cosa cambia. Y por si
esto fuera poco, muchos de ellos también tienen dones, dones formidables. A su lado,
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