Page 258 - e-book
P. 258

AUTOR                                                                                               Libro
               responderle que no.
                     —¿Los Vulturis? —musité, todavía un poco alelada.
                     —Por supuesto, Bella. Mantengo el contacto, ahora se lo van a decir.
                     —Cuéntame.
                     Un auxiliar de vuelo acudió de puntillas, por el pasillo, hacia nosotras.
                     —¿Desean una almohada las señoras?
                     El   tono   bajo   de   su   pregunta   constituía   una   reprimenda   por   el   volumen
               relativamente alto de nuestra conversación.
                     —No, gracias.
                     Alice   le   embelesó   con   una  sonrisa   radiante   e   increíblemente   afectuosa.   La
               expresión del hombre fue de aturdimiento mientras daba la vuelta y regresaba a su
               puesto con paso poco firme.
                     —Cuéntame—musité, hablando casi para mí.
                     —Se han interesado por él —me susurró al oído—. Creen que su don puede
               resultarles útil. Le van a ofrecer un lugar entre ellos.
                     —¿Y qué va a contestar?
                     —Aún no lo he visto, pero apostaría a que el lenguaje va a ser subido de tono —
               volvió a esbozar otra gran sonrisa—. Ésta es la primera noticia buena, el primer
               respiro. Están intrigados y en verdad no desean acabar con él... Aro va a emplear el
               término «despilfarro»... Quizá eso le obligue a ser creativo. Cuanto más tiempo
               invierta en hacer planes, mejor para nosotras.
                     Aquello no bastó para hacerme concebir esperanzas ni compartir el evidente
               respiro de Alice. Seguía habiendo muchas probabilidades de que llegáramos tarde, y

               si no conseguía traspasar los muros de la ciudad de los Vulturis, no podría impedir
               que Alice me arrastrara de vuelta a casa.
                     —¿Alice?
                     —¿Qué?
                     —Estoy desconcertada. ¿Cómo  es que hoy lo ves con tanta claridad y sin
               embargo,   en   otras   ocasiones,   vislumbras   cosas   borrosas,   hechos   que   luego   no
               suceden?
                     Cuando la vi entrecerrar los ojos me pregunté si adivinaba en qué estaba
               pensando.
                     —Lo veo claro porque se trata de algo inmediato, cercano, y estoy realmente
               concentrada. Las cosas lejanas que vienen por su propia cuenta son simples atisbos,
               tenues posibilidades, además de que veo a mi gente con más facilidad que a los
               humanos. Con Edward es incluso más fácil, ya que estoy en sintonía con él.
                     —En ocasiones, me ves —le recordé.
                     Meneó la cabeza.
                     —No con la misma claridad.
                     Suspiré.
                     —¡Cuánto me habría gustado que hubieras acertado conmigo! Al principio,
               cuando tuviste visiones sobre mí incluso antes de conocernos...
                     —¿Qué quieres decir?




                                                                                                   - 258 -
   253   254   255   256   257   258   259   260   261   262   263