Page 258 - Libros de Caballerías 1879
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PALMERÍN DE INGLATERRA

        sus espadas, en pequeño espacio, por su esfuerzo, co-
        braron los del emperador lo que habían perdido, con
        tanta ventaja que los contrarios, no pudiendo soste-
        nerse, comenzaron a retraerse. Así quedó la victoria
        por los caballeros del emperador griego.
          Aquella noche, después de un banquete, hobo sarao
        real en  el aposento de Flérida, adonde  la empera-
        triz y  la reina aquella noche cenaron;  al cual  vi-
        nieron los más caballeros que en el torneo se halla-
        ron ; ya que se quería recoger cada uno a su aposen-
        to, entraron por la sala los tres caballeros esforza-
        dos que en  el torneo fueron en ayuda de los del
        emperador, vestidos de  las mesmas armas que en
        él tuvieron, tan bien dispuestos y de tan bien pare-
        cer, que no hubo allí nenguno que no tuviese codicia
        de sus obras  y  parecer, y con este contentamiento,
        cada uno  les daba lugar para que allegasen adonde
        estaba el rey; siendo ya al pie del estrado donde él
        e los otros príncipes estaban, hízose una escuridad
        en la  sala, de tal manera que nenguna persona se
        vía a otra; en  las damas fué el miedo tan grande
        que cada una se abrazaba con el que más cerca de
        sí hallaba; esto no duró mucho, que la escuridad se
        deshizo y  allí delante de todos quedó un león y un
        tigre envueltos en batalla, hiriéndose tan sin piedad
        como aquellos que no la sabían tener de sí mesmos;
        en esto entró por medio de la sala una doncella con
        un bastón dorado en las manos, y tocándolos a en-
        tramos cayeron en el suelo tan muertos como si nun-

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