Page 99 - En el corazón del bosque
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muy discreto.
Noah lo pensó un momento y luego asintió con la cabeza.
—Está bien. Pero sólo al cerdo.
—Sólo al cerdo —confirmó el hombre.
—Muy bien. Es sólo que pienso que a lo mejor me he equivocado al
escaparme de casa. Me parece que no pensé en realidad en lo que podría
significar. —Suspiró y miró alrededor. De pronto sacudió la cabeza como si
quisiera librarse de aquellos pensamientos, y volvió a fijar la vista en las
marionetas—. Creo que debería irme a casa. ¿Puedo quedarme una? Para
llevármela, me refiero.
El viejo reflexionó un buen rato sobre aquel pedido, pero finalmente negó con
la cabeza.
—Me parece que no. Lo siento, pero forman parte de la familia. Son parte de
la vida que he tenido.
—Entonces podría tallarme una, ¿no?
—Lo siento —repuso el hombre—. Es curioso, pero siempre que tengo un
trozo de madera delante y me dispongo a crear una marioneta, nunca me sale lo
que pretendo tallar. Empiezo con una idea en la cabeza, pero entonces surge de la
madera algo completamente distinto. Mira esto, por ejemplo —añadió
sosteniendo en alto la pieza de madera, que se había transformado en un babuino
—. No trataba de hacer un babuino.
—¿Qué intentaba hacer, pues?
El viejo apartó la vista unos instantes y se encogió de hombros; ya era hora
de revelar la verdad.
—Bueno, quería hacerme a mí mismo, por supuesto —contestó con una
sonrisa.