Page 94 - El niño con el pijama de rayas
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Fue todo muy rápido; le horrorizaba ver cómo todo su pelo caía flotando de su
      cabeza y aterrizaba en el suelo, junto a sus pies, pero Padre dijo que había que
      hacerlo.
        Después  Bruno  se  miró  en  el  espejo  del  cuarto  de  baño  y  sintió  ganas  de
      vomitar.  Ahora  que  estaba  calvo,  su  cabeza  tenía  un  aire  deforme  y  sus  ojos
      parecían demasiado grandes para su cara. Casi le daba miedo su reflejo.
        —No te preocupes —lo tranquilizó Padre—. Ya volverá a crecer. Sólo tardará
      unas semanas.
        —Esto  ha  pasado  por  culpa  de  toda  la  porquería  que  hay  aquí  —se  quejó
      Madre—. No entiendo cómo ciertas personas no se dan cuenta del efecto que
      este lugar está teniendo sobre nosotros.
        Cuando se vio en el espejo, Bruno no pudo evitar pensar cuánto se parecía a
      Shmuel, y se preguntó si todos los del otro lado de la alambrada tendrían también
      piojos y por eso los habían rapado.
        Al día siguiente, cuando vio a su amigo, Shmuel se echó a reír de su aspecto,
      lo cual no ayudó a que Bruno recuperara su mermada autoestima.
        —Me  parezco  a  ti  —dijo  Bruno  con  tristeza,  como  si  aquello  fuera  algo
      terrible de admitir.
        —Sí, aunque más gordo —reconoció Shmuel.
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