Page 124 - 13 Pitagoras
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el mismo nombre con que bautizaron al hipotético planeta era una
                     suerte de justificación. El décimo cuerpo no podía verse porque se
                     movía exactamente a la misma velocidad que la Tierra en el lado
                     opuesto del fuego central, y además, porque la parte habitada de
                     la Tierra se encontraba de espaldas al fuego central.
                         Desafortunadan1ente, aunque los pitagóricos diseñaron la pri-
                     mera teoría que puso a la Tierra en movimiento, no fueron capa-
                     ces de advertir la rotación de la esfera, sino que, bien al contrario,
                     creían que era la esfera de estrellas fijas la que giraba alrededor
                     del centro del universo. Corno fuere, el pensamiento griego incor-
                     poró la mayoría de estas doctrinas, esencialmente el movimiento
                     circular uniforme y la distinción entre cuerpos celestes y subluna-
                     res. Algunos expertos consideran que también pudo tener su ori-
                     gen en los pitagóricos la creencia en que los cuerpos celestes eran
                     eternos, divinos, perfectos e inmutables y que los objetos sublu-
                     nares, como la Tierra y,  según los griegos, los cometas, estaban
                     sujetos a cambios, decadencia y muerte.





                     UN MODELO EN  ETERNA CRISIS

                     Los pitagóricos mezclaron el pensamiento riguroso con doctrinas
                     sorprendentemente acientí:ficas.  Su fijación por los números dio
                     como resultado una filosofía natural que al final no se correspondía
                     con la naturaleza y tuvo consecuencias de todo tipo, algunas bene-
                     ficiosas para el progreso del conocimiento, y otras, desastrosas.  ·
                         A la lista de los aciertos que ya se han presentado hay que
                     añadir una cuestión de conjunto. La aportación de los pitagóricos
                     superó la limitación más importante de los jonios. Ambos afirma-
                     ban que el verdadero sentido de los datos estudiados debía ser un
                     orden armonioso de la naturaleza, pero los jonios defendían la
                     idea de la sustancia única como elemento esencial del universo.
                     Los pitagóricos sustituyeron esa noción por la de la estructura
                     forn1al  de relaciones numéricas.  De  hecho, la ciencia moderna
                     coincide con el énfasis de los pitagóricos sobre el número, aunque
                     obvian1ente de una manera mucho más sofisticada.





         124         LA ARMONÍA DEL COSMOS
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