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tus milagros estos sieivos tuyos, perdona los pecados de nuestros
labios impuros, san Juan»), que en latín original es:
Ut queant laxis
Resonare jihris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Iohannes.
Finalmente, tras el cambio de ut por do, nacieron los nom-
bres de las siete notas de la escala según aparecen en las lenguas
romances, como, por ejemplo, el italiano, el francés o el español.
LA MÚSICA DE LAS ESFERAS
En su búsqueda de la armonía del universo, la escuela pitagórica
diseñó modelos astronómicos, acústicos y musicales, y estudió
música y aritmética en forma cortjunta. Los pitagóricos redujeron
los movimientos de los planetas a relaciones numéricas. Creían
que los cuerpos, al moverse en el espacio, generaban vibraciones
armónicas, la «música de las esferas». Se ha dicho que pudieron
comenzar a considerar esa idea al escuchar el zumbido que pro-
duce un objeto sujeto al extremo de una cuerda cuando es cim-
breado, como sucedía en algunos rituales religiosos.
Asimismo, los pitagóricos consideraban que un cuerpo que se
moviera con mayor rapidez debía dar necesariamente una nota
más alta que otro que se moviera con más lentitud. Por otro lado,
según su astronomía, un planeta se movía más rápidamente
cuanto más lejos de la Tierra se encontraba. Luego los sonidos
que producirían los planetas -que el hombre no podía escuchar
con el oído desnudo, pues estaba acostumbrado a ellos desde el
mismo momento de su nacimiento- debían variar con su distan-
cia a la Tierra, y todos estaban armonizados.
LA ARMONÍA DEL COSMOS 121