Page 97 - 13 Pitagoras
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El 2 era la dualidad, la diversidad, lo indefinido. Pitágoras lo
llamaba la «díada». Simbolizaba la materia, la imperfección y los
contrastes. De él surgía el perpetuo fluir y la generación, por lo
que se consideraba el principio femenino. Matemáticamente, sin-
tetizaba lo par y la división. También recibía el nombre de «primer
crecimiento» porque se formaba como 1 + l. Introducía la primera
dimensión, con longitud pero sin anchura ni profundidad, una di-
mensión imperfecta, pues no es posible construir una figura con
dos puntos o dos líneas. Se asociaba con el lado izquierdo.
El 3 era la tríada y se formaba a través de la acción de la mó-
nada sobre la díada (1 + 2 = 3). Por ese motivo se consideraba sím-
bolo de perfección, de armonía entre la unidad y la diversidad, y
se le daba carácter masculino. Se relacionaba con la idea del
tiempo, tornándolo como síntesis del principio-medio-fin o del
pasado-presente-futuro. De ese aspecto sagrado derivaría la cos-
tumbre ritual de repetir algunos gestos o acciones hasta tres
veces. Introducía la segunda dimensión.
El 4 era una de las claves de la naturaleza y del hombre. Sig-
nificaba la ley universal e inexorable, puesto que ( 4 = 2 + 2). Era a
la vez causa y efecto de cuantos grupos de cuatro podían hallarse
en la naturaleza, como los elementos (tierra, agua, fuego y aire),
los puntos cardinales o las estaciones del año, pero también la
división de las matemáticas según los pitagóricos (aritmética, ~ú-
sica, geometría y astronomía), de donde derivó el quadrivium
medieval. Era el cuadrado del primer número par y se consideraba
dotado de perfección y armonía porque (2 + 2 = 2 · 2). Introducía la
tercera dimensión.
El 5 era la unión de la díada y la tríada, de lo femenino y lo
masculino, y así, símbolo del matrimonio (2 + 3 = 5) y del triángulo
divino (3 + 4 = 5 ). Cinco eran también los poliedros regulares,
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sólidos cuyas caras son polígonos regulares idénticos: el tetraedro
(4 triángulos), el hexaedro o cubo (6 cuadrados), el octaedro (8
triángulos), el dodecaedro (12 pentágonos) y el icosaedro (20
triángulos). Además, era el centro aritmético de los nueve prime-
ros números de la década 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, así como la media
aritmética de sus equidistantes: 1 y 9, 2 y 8, 3 y 7, 4 y 6. La gran
relevancia de este número lo convirtió en el emblema pitagórico.
UN UNIVERSO BASADO EN EL NÚMERO 97