Page 21 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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de ofrecer, lastimando en lugar de amar. Ah, el poder de nuestras manos. Déjelas sin control y se
            convierten en armas: agarrando para el poder, estrangulando para sobrevivir, seduciendo por el

            placer.  Pero  manejadas  bien  nuestras  manos  llegan  a  ser  instrumentos  de  gracia:  no  solo

            instrumentos en las manos de Dios, sino las mismas manos de Dios . Ríndalas y esos apéndices
            con cinco dedos se convierten en las manos del cielo.

                Eso  fue  lo  que  Jesús  hizo.  Nuestro  Salvador  rindió  por  completo  sus  manos  a  Dios.  El

            documental de sus manos no tiene escenas de codicia acaparando, ni dedos señalando sin base.
            Lo  que  sí  tiene,  es  una  escena  tras  otra  de  personas  que  anhelan  fervientemente  su  toque

            compasivo:  padres  llevando  a  sus  hijos,  el  pobre  trayendo  sus  temores,  el  pecador  llevando  a

            hombros su aflicción. Cada uno que viene recibe el toque. Cada uno que es tocado cambia. Pero
            ninguno fue tocado o cambiado más que un leproso anónimo según Mateo 8 .




                    Cuando  descendió  Jesús  del  monte,  le  seguía  mucha  gente.  Y  he  aquí  vino  un
                    leproso  y  se  postró  ante  Él,  diciendo:  Señor,  si  quieres,  puedes  limpiarme.  Jesús

                    extendió  la  mano  y  le  tocó,  diciendo:  Quiero;  sé  limpio.  Y  al  instante  su  lepra

                    desapareció. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al
                    sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos ( Mateo

                    8.1– 4 ).



                Marcos y Lucas escogieron contar la misma historia, pero, con las debidas disculpas a los tres

            escritores, debo decir que ninguno dice lo suficiente. Conocemos de la enfermedad del hombre, y

            su decisión, pero, ¿qué de lo demás? Se nos deja con preguntas. Los escritores no dan el nombre,
            ni la historia, ni descripción alguna.






            PROSCRITO AL MÁXIMO




            Algunas veces mi curiosidad me gana, y empiezo a hacer preguntas en voz alta. Eso es lo que voy
            a hacer aquí: preguntarme en voz alta sobre el hombre que sintió el toque compasivo de Jesús.

            Aparece una vez, tiene una petición y recibe un toque. Pero ese solo toque cambió su vida para

            siempre. Me pregunto si su historia sería algo así como esto:





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