Page 52 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
P. 52
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si
quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para
Elías.
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía:
Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd ( Mateo 17.1– 5 ).7
Las palabras de Mateo presuponen una decisión de parte de Jesús de ir a estar en la presencia
de Dios. El simple hecho de que escogió sus compañeros y subió a un monte sugiere que esta
acción no fue impulso del momento. No fue que una mañana se despertó, miró el calendario y
después su reloj, y dijo: «¡Huy! Hoy es el día en que debemos subir al monte». No; tenía que hacer
preparativos. Suspendió el ministerio a la gente para que pudiera ocurrir el ministerio a su corazón.
Puesto que el lugar escogido para la adoración estaba a cierta distancia, tenía que seleccionar el
camino apropiado y seguir la senda correcta. Cuando llegó al monte, su corazón estaba listo. Jesús
se preparó para la adoración.
Permítame preguntarle: ¿Hace usted lo mismo? ¿Se prepara para la adoración? ¿Qué caminos
toma para subir al monte? La pregunta tal vez le parezca extraña, pero sospecho que muchos de
nosotros sencillamente nos despertamos y nos aparecemos. Tristemente actuamos casi a la ligera
cuando se trata de encontrarnos con Dios.
¿Seríamos nosotros tan indolentes con, digamos, el presidente? ¿Supóngase que usted recibe
una invitación para desayunar el domingo por la mañana en el Palacio Presidencial? ¿Cómo
pasaría el sábado por la noche? ¿Se alistaría? ¿Pensaría en lo que va a decir? ¿Pensaría en lo
que va a preguntar y lo que va a pedir? Por supuesto que sí. ¿Deberíamos prepararnos menos
para un encuentro con el Dios santo?
Permítame instarle a venir a la adoración preparado para adorar. Ore antes de venir para que
esté listo para orar cuando llegue. Duerma antes de venir para que pueda estar despierto cuando
llegue. Lea la Palabra de Dios antes de venir para que su corazón esté blando al adorar. Venga con
hambre. Venga dispuesto. Venga esperando que Dios le hable. Venga preguntando, incluso al
entrar por la puerta: «¿Puedo ver al piloto hoy?»
REFLEJE SU GLORIA
52